Rafael Nadal apura hacia la tierra batida

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(Miaminews24).- Hace exactamente una semana, mientras peloteaba con el francés Adrian Mannarino en una de las pistas del resort que alberga el torneo de Acapulco, Rafael Nadal sintió una fuerte punzada en la zona superior del muslo derecho, prácticamente a la altura de la cadera. El psoas ilíaco, el mismo músculo que le retiró del Open de Australia un mes antes, 34 días atrás, le daba un segundo aviso con otro aguijonazo que le impidió competir en México y también le relegará de dos citas de magnitud como Indian Wells y Miami.

Entonces, tras anunciar su renuncia al evento, Nadal estaba desconsolado. Después del cuidado minucioso que le había dedicado a su músculo, este replicaba con otro golpe que complicaba su despegue esta temporada. “Cuando estás a punto de competir y en el último entreno te ocurre esto, obviamente te afecta. Es algo duro”, traslada a este periódico el doctor Ángel Ruiz Cotorro, que quita hierro al percance –“es en un músculo y no en un tendón, lo cual hubiera sido mucho peor”–, a la vez que expresa su contrariedad por la reincidencia en la misma región corporal.

“Lo malo es que se ha vuelto a hacer daño en una zona que ya tenía afectada y eso no es lo habitual”, indica. “No tiene el mismo contexto que la primera lesión, pero es en la misma zona”, matiza el médico. “Rafa estaba entrenándose con normalidad y todo iba por la buena línea. Había trabajado bien y las sensaciones eran positivas, pero con este segundo pinchazo la situación es otra. Le ha obligado a cambiar de planes y si antes éramos muy precavidos, ahora debemos serlo todavía más”, amplía Cotorro.

Las primeras pruebas que se hizo Nadal revelaron el mismo contratiempo físico de Melbourne. Una dolencia “incapacitante” que produce mucho dolor en su fase aguda. Fruto de ello el mallorquín (31 años) sufre una inflamación que le obliga a otro frenazo en seco, a otra pausa indeseada que vuelve a trabar la temporada. Esta semana se someterá a otro examen médico y en función del resultado seguirá un tratamiento más o menos conservador, aunque el punto de partida innegociable es el descanso.

El doctor Cotorro: “Optimismo y realismo”

No le ha venido de cara este 2018, puesto que solo ha podido competir en Australia y al abandono en el primer grande del año le acompañan cinco renuncias a Abu Dhabi, Brisbane, Acapulco, Indian Wells y Miami. Nada que ver con el próspero arranque del ejercicio pasado, cuando alzó el vuelo rápido y llegó a la gira sobre tierra batida como un cohete. “Hay que ser optimistas, porque siempre lo hemos sido, pero también hay que ser realistas y ahora, viendo lo que ha ocurrido, tenemos que ser lo más prudentes posibles. Rafa volverá a jugar cuando esté bien”, previene Cotorro.

La fecha en rojo es el 15 de abril, coincidiendo con el inicio del Masters de Montecarlo. La tierra batida es la superficie fetiche de Nadal y por su mente solo pasa ahora mismo llegar en las mejores condiciones posibles a la escala. Lo hará, no obstante, con menos rodaje que nunca, por primera vez en toda su carrera habiendo disputado solo un torneo antes de la primera cita en arena; llegará escaso de entrenamiento, con solo cinco partidos en la piernas y habiéndose perdido los dos primeros 1000 (Indian Wells y Miami), algo que no sucedía desde 2003, cuando competía en los challengers con 16 años.

En los cursos previos, Nadal siempre había aterrizado en el Principado con la garantía de haber jugado siempre un mínimo de cuatro torneos y una cifra mínima de 15 partidos (2006); el año pasado, sin ir más lejos, lo hizo con cinco y 24, respectivamente. Ahora, el presente vuelve a ofrecerle hostilidad y su cuerpo se resiente desde el pasado mes de octubre, cuando el desgaste le originó una fuerte tendinitis que le desbancó de Basilea y le apartó de París-Bercy y el Masters.

“Pensamos que podrá estar recuperado para la gira de tierra, ese es el objetivo”, concluye el doctor Cotorro, que matiza el propósito con un mensaje de precaución; “lo normal es que Rafa haga dos o tres semanas de reposo y luego tenga una readaptación progresiva, pero siempre en función de cómo vaya todo… Es una lesión que hay que seguir de cerca, así que vamos a ir semana a semana, sin prisas. La medicina no es una ciencia exacta”.

Con información de EP.

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