¿Venezuela le dirá adiós a los inversionistas?

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¿Le puedes dar la espalda a quien confía en ti prestándote dinero y apoyándote en tu
desarrollo?  “Los acreedores tienen mala fama porque son los que cobran, pero en realidad no
tendríamos crecimiento y desarrollo sin ellos. No son responsables del mal manejo que
hagamos de los fondos que nos confían. Venezuela necesita tener este concepto claro para
poder acelerar su recuperación en la era post-Maduro”, afirma David Osio, CEO de Davos
Financial Group.

En el contexto de Venezuela, los tenedores de bonos se encuentran sometidos en este
momento a un escenario impredecible y caótico, que también están viendo otros
inversionistas que pudieran ser potenciales acreedores o no.

“¿Hace diferencia que el dueño del bono sea alguien que compró la deuda en emisión
primaria o un fondo buitre que la compró a precio de gallina flaca? Si las cosas salen mal:
¿quién debe asumir la pérdida: el país o quién confió en el país y le entregó su dinero?”,
insiste David Osio.

“Al final, lo importante es que los acreedores son la representación de la confianza en el
futuro del país, indiferentemente de quién esté en el gobierno. La comunidad internacional
se expresa a través de los mercados de capital. Si creen en el plan de gobierno y el plan
económico, estarán ahí para apoyar la recuperación nacional con capital fresco”, comenta el
CEO de Davos Financial Group.

¿Cuál pudiera ser la estrategia del presidente interino Juan Guaidó frente a este tema?

Ordenando la casa

En julio de 2017, el abogado Lee Buchheit y el profesor de la Universidad de Duke, Mitu
Gulati, advirtieron que Venezuela estaría en una de las crisis de deuda soberana más
complejas del mundo. El comentario de ambos se produjo meses antes de que la
administración de Maduro dejara que los bonos comenzaran a caer en situación de default.
La opinión de Buchheit es hoy más relevante que nunca, no solo por su experiencia en casos
anteriores (como las crisis de la deuda en México, Grecia, Rusia y Argentina), sino porque se
está comentado que este abogado de 68 años está asesorando al presidente interino
Guiadó en el espinoso tema de pagar la deuda, una vez concluya el régimen de Nicolás
Maduro.
Contar con Buchheit es una buena señal sobre el futuro, no sólo porque muestra la
disposición del equipo de Guaidó a honrar los compromisos adquiridos por el estado
venezolano y sus empresas, sino porque aporta una experiencia vital para que una eventual
negociación con múltiples acreedores no sea traumática para el país.

No pelees con los inversionistas

Las condiciones de Venezuela no están como para impactos económicos adicionales. De
hecho, el mismo Buchheit advirtió que el caso de Venezuela pudiera ser más riesgoso en
términos legales para los acreedores que el de Argentina.
En Argentina Buccheit impulsó una estrategia – al igual que en México y Uruguay- en la que
los acreedores pequeños fueron forzados por los grandes a aceptar condiciones específicas
de negociación, y se estima que ese pudiera ser el rumbo que tome un acuerdo sobre la
deuda venezolana.

Sin embargo, independientemente de la estrategia a negociar, adicionalmente hacen falta
otros elementos para retomar la confianza de los acreedores.
“Un conflicto legal con inversionistas internacionales es un escenario perder – perder. La
imagen del país queda afectada, y se perjudica la posibilidad de recibir inversión extranjera,
algo vital para Venezuela en las condiciones actuales”, comenta Andrés Coles, Director de
Davos Financial Advisors.
¿Cómo tener un escenario ganar – ganar con los inversionistas?

Más que disposición

La disposición a negociar no es suficiente. En el caso de Venezuela se necesitan otras
condiciones.
“Se necesita un período especial de mora y otros mecanismos para facilitar la estabilización
de la economía y la situación social, pero el verdadero desarrollo económico pasa por
posicionar la idea de que Venezuela tiene condiciones para ser un crédito AAA, como lo fue
hace no mucho tiempo”, explica Coles.
Junto a estas condiciones, hay que sumar un sólido programa económico y el apoyo de
organismos multilaterales, lo cual constituiría un panorama muy alentador para cualquier
inversionista, y un alivio para el país.
“Eso bajaría dramáticamente los costos de la deuda a futuro y mantendría el acceso a los
mercados de capitales abiertos. También permitiría ahorrar millones de dólares y tiempo
invertido en las cortes, donde al final quienes ganan son los políticos y los intermediarios. El
pueblo paga un costo altísimo”, señala el director de Davos Financial Advisors.

Caminos posibles

En la definición de escenarios posibles, David Osio retoma el potencial de Venezuela.
“Un objetivo a considerar por el equipo de Guaidó es reconvertir la deuda actual en
inversión local. Lo más importante es lograr que el pago al acreedor constituya una

inversión para el país, para crear nuevos empleos, revertir la fuga de cerebros y reactivar un
aparato productivo enfocado en la producción de divisas para el país”, explica el CEO de
Davos Financial Group.
En otras palabras, se ofrecería mayores incentivos en el pago de la deuda refinanciada a
aquellos acreedores que se propongan reinvertir en el país.
Posteriormente ir a un esquema de privatizaciones o de joint ventures internacionales que
permitan captar la atención de mayores capitales, destinados a sectores como el educativo
y a un fondo de estabilización.
“No estoy de acuerdo con la activación de Pdvsa como existe en este momento, a menos
que solo se dedique a cobrar royalties y regular el aparato productivo petrolero, de forma
tal que la industria sea más productiva y no un centro de corrupción y de poder político”,
afirma David Osio.

Buenas señales

¿Está caminando el presidente Guaidó en la dirección que esperan los inversionistas?
El nombramiento del economista Ricardo Haussman como representante de su gobierno
ante el BID, indica que sí.
“Los organismos multilaterales servirán para hacer préstamos enfocados en planes de
desarrollo (infraestructura, educación, defensa, salud, situaciones humanitarias, etc.). Pero
no para financiar la inversión privada, que es el verdadero motor del crecimiento
económico, el empleo y el indicador de la solidez de una economía”, advierte Coles.
Es allí dónde resalta el valor de los tenedores de bonos y el acuerdo de refinanciamiento
que se llegue con ellos.

“El refinanciamiento de la deuda jugará un papel muy importante en la recuperación
inmediata del país. Generará un ambiente de seguridad jurídica propicio para el retorno al
país de la confianza, y el deseo de trabajar en la reconstrucción de todo lo perdido en el
parque industrial, la producción minera y petrolera y, sobre todo, en la meritocracia”,
concluye David Osio.

A pesar de todo, hay buenas señales sobre Venezuela para los inversionistas.

Fuente: Davos Observer