ZARPA A LA FANTASÍA A BORDO DEL DISNEY DREAM

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La experiencia Disney no tiene límites. Altamar también es un
escenario para el lucimiento de Mickey Mouse, princesas,
entretenimientos, emociones y situaciones para el total disfrute de
las familias que embarcan en el crucero Disney Dream.

La expansión empresarial de la marca que nació asociada con fantasías
infantiles, incluye Disney Cruise Line,  iniciativa que abarca Disney
Magic y Disney Wonder, así como Disney Fantasy y Disney Dream .

Pudimos constatar que en el caso de Disney Dreams (para
aproximadamente cuatro mil personas, con 1.250 camarotes y suites a
todo lo largo de sus 340 metros de popa a proa), lo prometido se
cumple plenamente, tanto en el caso de los niños, como en el de
adolescentes o los adultos que navegan moviendo el timón de la
evasión.

MICKEY TOMA EL TIMÓN

Todos los detalles de la embarcación están marcados por iconos Disney,
liderados por Mickey Mouse, pero sin olvidar los de más reciente
adquisición como los relacionados con Star Wars.

Es un sueño, para hacer honor a su nombre, que nos envuelve gracias a
la tecnología, la agenda de actividades y la cordialidad que se
experimenta desde la bienvenida, que ofrecen los tripulantes,
claramente dirigida a cada familia.

La experiencia abarca tres días. Zarpamos de Puerto Cañaveral, a 90
kilómetros de Orlando, y recorrimos 600 kilómetros hasta el
archipiélago de Bahamas, donde el Disney Dream hace una escala en
Nassau y otra en Castaway Cay, la isla privada de Disney. En el
interín, se despliega una enorme variedad de sorpresas que asombran
hasta al menos fan de Mickey.

Los más jóvenes se insertan con naturalidad dentro de ese entorno art
déco con abundantes detalles Disney . Por ello ofrece una guardería,
pero también tres clubes: el Oceanner, el más grande,  para edades
entre 3 y 9 años; Edge para adolescentes entre 10 y 13, y Vibe para
quienes posean la energía propia de 14 a 17 años de edad.

Según el caso, en estos clubes nuestros hijos visitarán la habitación
de Andy, en Toy Story, pilotearan el Halcón Milenario de Han Solo, o
entrarán en el bosque de Tinker Bell. Las dinámicas pueden ser
interactivas, desafiantes o más orgánicas, propias de quienes
prefieren las manualidades o las pinturas. Los juegos virtuales,
karaokes, un club para adolescentes o una cubierta con piscina,
también están a la orden del día para los “teen”.

En proa, sobre las chimeneas se ubica el Funnel Vision, una pantalla
gigante donde se proyectan los clásicos animados que han acompañado a
varias generaciones.

PARA TODAS LAS EDADES

Aunque la experiencia es en gran parte familiar, los adultos tienen su
zona exclusiva, tanto en cubierta como en el quinto piso, donde está
The District, con auditorio, disco y bares de distintos conceptos.
Papá y mamá pueden dedicarse a ellos en un spa con sauna, duchas
tailandesa, jacuzzi, hasta masajes, para ahorrar detalles de la
dinámica de relajación de Disney Dream.

Para quienes buscan grandes emociones, la actividad estelar es en la
AquaDuck, la primera montaña rusa acuática dispuesta sobre un barco.
Nadie olvida el rápido recorrido, impulsados por agua, a través de un
tubo transparente que permite ver el paisaje oceánico. Se trata de una
aventura que abarca 230 metros de largo y una altura de cuatro
cubiertas, bajo el impulso de torrentes de 38.000 litros de agua por
minuto.

Más sereno, pero también muy frecuentado es el teatro, ubicado en la
cubierta 4. Es prácticamente Broadway en un crucero, con la Bella y la
Bestia, sus canciones, efectos especiales y mensaje o The Golden
Mickeys, todo con el estilo Disney, para terminar la tarde y comenzar
la noche.

SABORES DE ENSUEÑO

En el momento de cenar las familias pueden decidirse por los  buffet y
su diversidad de pastas de, langosta y pescados asados, carnes a la
parrilla o con salsas, verduras diversas y sushi.

Fuera del sistema “all inclusive”, pueden visitar el restaurante que
tengan asignado para esa noche y comer a la carta y siempre con
detalles Disney, como el del Animator’s Palate, donde Crush, la
tortuga de Nemo, comparte con los pasajeros y expone los dibujos que
los niños realizan mientras esperan lo seleccionado del menú, basado
en la cocina de las islas del Pacífico, Asia y California. Otros
espacios gastronómicos de alto perfil son el Royal Palace, que evoca
las atmósferas de La Cenicienta; el Enchanted Garden, restaurant
inspirado en los jardines de Versalles. Más sofisticado son:  Remy, en
tributo a Ratatouille, y el veneciano Palo.

LA AVENTURA SIGUE EN TIERRA FIRME

Entre tanto que hacer, degustar, ver, percibir y experimentar,
llegamos muy temprano al segundo día de la aventura, con Nassau como
destino. Allí usted decide como distribuirá su tiempo. Muchos
prefieren conocer el mega resort Atlantis, que ostenta un parque
acuático y la posibilidad de nadar con delfines.

Todo debe realizarlo antes de las 5 de la tarde. El Disney Dream no
espera y aún resta el que muchos consideran el atractivo principal: la
isla de Castaway.

Desde la mañana del tercer día todo está dispuesto para ser felices.
Un trencito distribuye a los turistas en los  4.000 m² que ocupan las
tres playas de aguas turquesa y fina arena blanca.

En Castaway permanecerán unas 8 horas que se harán cortas para tanto.

Los niños y adolescente preferirán el Pelican Plunge,  plataforma
flotante de 200 m2 con toboganes de agua y juegos.  La familia jamás
estará inactiva, a menos que prefieran solo broncearse, pues el
abanico de alternativas incluye: snorkel, tour de pesca, paseos en
bicicletas, botes a pedales, kayaks, y jet ski, con cargos extra-vale
aclarar- al igual que los buffets de la isla.

Los adultos podrán hacer valer su privacidad en la playa Serenity Bay,
con divinas hamacas y cabañas dispuestas para tratamientos de spa y
camareros nos acercan las bebidas para brindar por  lo experimentado
en el Disney Dream, Nassau y Castaway.

Ya de regreso al crucero, empieza la despedida. El cierre es con
Pirates in the Caribbean, una puesta en escena con acróbatas
lanzándose desde lo alto de la chimenea de la embarcación, una batalla
en alta mar, fuegos artificiales, un  gran baile y el sentimiento de
que se acerca el despertar de un precioso sueño Disney.

Por Dessideria D Caro-Corresponsal Internacional
con informacion de elsiglo