La curva más valiente del rey de la resistencia

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(Miaminews24).- Harris ‘Hurley’ Haywood es una leyenda del deporte del motor en Estados Unidos, donde aún posee varios récords en las pruebas de resistencia. El más importante lo forman sus 10 victorias en la Triple Corona de la especialidad: Daytona, Le Mans y Sebring. Durante más de tres décadas, Haywood ha cultivado una intachable imagen de campeón sobre el asfalto y de héroe americano en la calle, donde tantas veces se le reconoció su valor en la Guerra de Vietnam.

Ahora, a los 69 años, aquel chico de buena familia que sólo olvidaba la timidez al volante de un Porsche, ha decidido reunir otro tipo de coraje: «Siempre salvaguardé mi vida privada como lo que realmente significaba: mi vida privada. Sin embargo, mi voz puede ser ahora lo bastante fuerte como para ayudar a muchos chicos». Seis años después de su retirada, el piloto más laureado en las 24 Horas de Daytona, con cinco títulos, no tiene reparo alguno en admitir su homosexualidad.

La confesión supone un anticipo de Hurley: From the Beginning, el libro, a la venta el 10 de marzo, donde Haywood ordena sus recuerdos. Desde el primer triunfo en las 12 Horas de Sebring, allá por 1973, al último en Daytona, en 1991. «Quienes me rodearon fueron extremadamente comprensivos. Nunca me perdí una carrera por el hecho de ser gay», admite sin asomo de rencor al repasar otro de sus asombrosos registros: 40 participaciones en Daytona. La noche más larga de la resistencia, el óvalo que examinó hace bien poco el temple de Fernando Alonso, jamás tuvo secreto para él.

«Hurley es un icono EEUU y todos sabemos que ese país trata muy bien a sus figuras», apunta Antonio García, doble ganador en Daytona (2009 y 2015), en un receso de su preparación para las próximas 12 Horas de Sebring. «Fue un magnífico piloto, además de la imagen de una marca tan prestigiosa como Porsche», recapitula el madrileño, que compitió con Haywood en Daytona en 2009. «Hurley tenía entonces 61 años y Brumos le buscó un hueco para que pudiera pelear por el triunfo. Aguantó muy poco, en torno a una hora, lo justo para clasificar, pero incluso así su actuación tuvo mucho mérito», rememora Antonio.

El suicidio de Gregg, amigo y rival de ‘Hurley’

Aquel pulso entre los dos Porsche del equipo Brumos y el Lexus del Chip Ganassi, con Juan Pablo Montoya al frente, se resolvió en favor del número 58 del español. «Hubo muchas neutralizaciones y resalidas, por lo que en los últimos giros aún quedábamos cinco o seis en la misma vuelta, incluido el coche de ‘Hurley’. Yo conduje dos de las últimas tres horas. Cruzamos la meta con apenas décima y media sobre el Lexus», finaliza García, que tras tantos años en el ‘paddock’, también ha oído alguna triste historia de Haywood.

Sobre todo la que le unió para siempre a Peter Gregg, amigo inseparable y feroz rival, que en 1980, nueve días después de su boda, se abrió la cabeza con una bala del calibre 38. Junto a su cuerpo, tirado en una playa de Jacksonville, apareció una nota: «Simplemente no disfruto de la vida. Tengo el derecho a ponerla fin». La relación entre Haywood y Gregg, ganador cuatro veces en Daytona, se había enfriado en los últimos tiempos. «Jamás fuimos amantes. Ese rumor es completamente falso», aclara sobre su camarada, que acostumbraba a tirar a la basura sus recetas del psiquiatra.

Ese vacío supuso el segundo trauma en la vida de ‘Hurley’, el soldado que una década antes había mirado de frente a la muerte al sur de Saigon. Su experiencia en la 164ª División de Combate Aéreo le sirvió después sobre el asfalto. «A mi regreso, tenía mejor preparación que mis rivales. Sabía adaptarme mucho mejor al tráfico de carrera y a sus continuos cambios». Como en aquel memorable debut en Le Mans, la primera vez que salía a competir fuera de EEUU. Era 1977. Aterrizó en París sin saber una palabra de francés y un papelito en la mano, con el nombre del pueblo, cercano al circuito, donde el equipo Brumos había instalado su taller. Unos días más tarde, pese a un grave problema en el acelerador de su Porsche 936, cruzaba la bandera a cuadros. A su lado, otros dos mitos del motor: Jacky Ickx y Jürgen Barth.

Con información de EM.

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