Entérate de la mejor manera de lucir una rubia cabellera.

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La solución para mantener un affaire demasiado intenso con la peluquería pasa por jugar con los tonos. Regla número 1. Nada, absolutamente nada de ‘color block’. Le decimos adiós a los colores pastel o los rubios platinos para sumergirnos en el mundo de las mechas y los reflejos. Si eres una adepta de los baños de color o el tinte tradicional, deberás romper tu vínculo con esta ancestral técnica porque siempre viene seguida de la lucha con las raíces.

Pongamos que te vas de viaje durante algunos meses por cuestión de trabajo, porque has acumulado días y te vas a coger las vacaciones más largas de la historia, o cualquier otra circunstancia que te vaya a mantener alejada de una peluquería o un establecimiento en el que encontrar un tinte en condiciones. Eres rubia y la terrible evolución cromática de tu perfecto color puede terminar en verde o amarillo pájaro si estás en condiciones adversas o si no tienes a mano tus cosméticos. La otra opción es que las ya mencionadas raíces de tu color natural hagan acto de presencia.

La solución es un rubio que juegue con varias tonalidades. La coloración con barros puede ser tu gran aliada para aportar color en cabellos con falta de pigmentación, es decir, canas, o conseguir brillo sin dejar la mecha vista. Pero con el paso de los meses, terminará por notarse. Los colores de transición, castaños aclarados y rubios oscurecidos, son las coloraciones que más duran

El Balayage es una buena opción. El rubio ceniza o el denominado ‘mushroon blonde’, que juega con el color ceniza y el castaño más claro, imitando al color virgen.

También se puede optar por los rubios más intensos, pero siempre dejando las raíces con un color más oscuro, similar a nuestro tono real. Cuanto más se quiera estar sin pasar por la peluqueria, más abajo se debe aplicar el color, sin caer en el momento mecha californiana, que aunque es útil, puede derivar en una ‘melena bicolor’ bastante poco natural.

Después de los rubios ceniza y de las mechas más claras, también se puede optar por los rubios más oscuros, incluso fríos. Mientras los tonos muy dorados tienen una evolución más arriesgada, la fusión de mechas más claras (jugando al límite con el platino) con los ceniza y castaños muy claros puede aguantar más tiempo en perfecto estado.

Entremezclar y superponer mechas de distintos tonos consigue una melena mucho más natural y como ‘aclarada por el sol’, aunque resérvate entero el día que vayas a la peluquería a hacértelo porque no es una técnica rápida.

Si eres morena y quieres ir introduciendo el rubio poco a poco de una forma muy natural y espaciando las visitas al peluquero, las mechas y los reflejos son la mejor opción para llenar de luz el cabello y no vivir condenada al retoque. De nuevo, el balayage o las mechas a un palmo de la raíz lo permiten todo y aguantan meses y meses. Su estado dependerá de lo rápido que te crezca el cabello.

Por supuesto, además de un ingenio estilístico salido de la paleta de color de tu peluquero, aliados como los champús morados pueden alargar la visita al retoque. Importante: no te acerques a la camomila en spray ni a inventos del estilo ya que le dan a los rubios y los castaños un toque anaranjado -poco recomendable- que, aunque acaba con las raíces, termina también con la naturalidad y la salud del cabello.

A partir de ahora está en tu mano espaciar tus visitas a la peluquería… O no