McKamey Manor: el lugar donde la gente paga para ser torturada

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Muchas personas en el mundo son amantes de los géneros cinematográficos de terror u horror, y para ellos ver escenas de extremo sufrimiento, a las que denomina «gore» resulta muy placentero. ¿Pero experimentar eso en sus propios cuerpos? Pues algunos están dispuestos a hacerlo, y además pagar por ello, con más razón si se acerca Halloween.

Así son los clientes de McKamey Manor, la considerada casa del terror más grande del mundo. El lugar, ubicado en el estado de California, al suroeste de los Estados Unidos, cuenta con miles de clientes, quienes separan turno con anticipación para poder ser parte de esta extraña afición.

En McKamey Manor los clientes son secuestrados, golpeados, pisoteados, ahogados en una bolsa plástica, sumergidos en agua, se les colocan insectos, etc. Este peculiar “tour”, considerado como la fantasía de todos los masoquistas, puede llegar a durar hasta ocho horas (aunque aún nadie ha logrado aguantar ese tiempo).

Cada persona es libre de detener el sufrimiento en el momento que le parezca, pero a diferencia de otros lugares extremos similares, aquí no hay una palabra clave o contraseña para terminar con todo. El que se quiera irse tendrá que huir encontrando la salida por sus propios medios.

Cuando un potencial nuevo cliente llama al número telefónico de la mansión, se escucha el contestador con la voz Russ McKamey, el dueño de la mansión, diciendo lo siguiente: “Aquí Russ, si llamas para entrar, tienes que ver antes las siete películas de la lista o no me hagas perder el tiempo”. Después, una sonora carcajada.

Escenas del "secuestro previo" a entrar a casa.
Escenas del «secuestro previo» a entrar a casa.

No se puede entrar en la mansión siendo menor de 21 o teniendo algún tipo de patología cardíaca. Después de ver las siete películas que sugiere Ross, un mix que va desde las películas clásicas de terror hasta un par de tours de su casa encantada grabados con una GoPro, McKamey te contactará para una entrevista personal. Si das el perfil que busca, investigará tu rastro digital y, probablemente bromeará con ello antes de aceptarte, según refiere El Mundo.

McKamey dice que por la casa han pasado infantes de marina, policías, motociclistas, fontaneros, amas de casa, esteticistas, entre otros. La media docena de “secuestradores” y “torturadores” son actores voluntarios que originalmente fueron invitados y ahora quieren transmitir ese sufrimiento por el que pasaron a los demás.

Escenas del "secuestro previo" a entrar a casa.
Escenas del «secuestro previo» a entrar a casa.

“La casa da lo que ofrece: un campo de entrenamiento para el terror de la supervivencia. Se trata de crear una experiencia cinematográfica. Genera ansiedad, miedo, repulsión y, finalmente, alivio, cuando sales huyendo”, se puede leer en la web del lugar que tiene una larga lista de clientes en espera en la víspera de Halloween.

Y aunque suena contradictorio, McKamey le recomienda a la gente que no vaya a la mansión. “No quieres hacerlo. De verdad, no quieres hacerlo. Aunque te guste lo extremo y te parezca que puedes aguantar lo que ves en los videos, no puedes. No aguantarías ni un minuto”, dice entre risas.

Fuente: La República