Murió el primer humano que dio un paseo por el espacio

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Alexei Leonov, el cosmonauta soviético que se convirtió en la primera persona en dar un paseo por el espacio, ha fallecido hoy a los 86 años, según ha informado la agencia rusa Ria Novosti.

Leonov (Listvianka, Rusia, 1934), era uno de los pocos miembros vivos del mítico grupo de primeros cosmonautas soviéticos, cuya cabeza visible fue Yuri Gagarin, la primera persona que viajó al espacio, en 1961. En aquellos años la Rusia comunista le llevaba zancadas de ventaja a EE UU en el espacio y Leonov fue prueba de ello.

El 18 de marzo de 1965, este hijo de trabajadores siberianos abrió la escotilla de su nave para entrar en la historia, algo que consiguió en parte omitiendo información a sus superiores, según explicó en una entrevista en 2011.

La misión de Leonov era salir al espacio desde su nave Vosjod, que orbitaba la Tierra a unos 500 kilómetros de altitud y a unos 20.000 kilómetros por hora, y realizar la primera caminata espacial. Lo hizo sin problemas, pero al intentar regresar se dio cuenta de que su traje se había inflado como un globo y ya no cabía por la escotilla.

Leonov recuerda que, sin informar a sus superiores por radio, decidió abrir una espita en su traje para expulsar aire, lo que podría haberle hecho perder la consciencia, pero que le permitió regresar a la cápsula sano y salvo.

El cosmonauta Alexei Leonov en una imagen de archivo.
El cosmonauta Alexei Leonov en una imagen de archivo. GETTY

De vuelta a la Tierra, un nuevo fallo obligó a Leonov y su compañero, Pavel Belyaev, a aterrizar en la taiga cubierta por un metro y medio de nieve, a cientos de kilómetros del punto de aterrizaje fijado. “Había 20 grados bajo cero. Empecé a mandar señales de morse, pero no hubo respuesta. Pensé que estábamos perdidos y, de hecho, aquel día varias emisoras estatales comenzaron a radiar el Réquiem de Mozart. Al día siguiente, al fin, nos avistó un helicóptero. Tuvimos que andar tres días por la nieve hasta reunirnos con él”, recordaba Leónov.

Diez años más tarde, en 1975, este cosmonauta fue el primer soviético en darle la mano a un estadounidense en el espacio durante la misión conjunta con EE UU Apolo-Soyuz, un intento de escenificar la bajada de tensión entre las dos superpotencias.En aquella época Leonov volvió a expresar su talante rebelde.

En aquella misión, recordaba Leonov en la entrevista, hubo mucha discusión sobre a qué distancia mínima podríamos girar ambas naves la una de la otra”. “Hasta el último momento los burócratas de la agencia nos dijeron que no podíamos acercarnos a más de 150 metros de distancia.

Pero Tom Stafford [comandante de la misión estadounidense] protestó, diciendo que no hacía falta volar tan lejos y que 45 metros bastaban. Estaba empeñado en protestar. Entonces agarré a Stafford, le saqué de la sala y le dije: ‘Vamos a estar en el espacio, solos, y nadie va a comprobar a qué distancia volamos. Así que hagamos lo que queramos y no se lo digamos a nadie”, explicaba.

Para entonces Rusia ya había perdido la carrera espacial, pues fueron sus rivales estadounidenses los que consiguieron el más difícil todavía al ser los primeros en llevar a dos astronautas a la superficie de la Luna, Neil Armstrong y Buzz Aldrin, en 1969, hace ahora medio siglo. Gagarin había muerto un año antes en un accidente aéreo.

Al fondo, de izquierda a derecha, Kip Thorne, Nobel de física, el compositor Hans Zimmer, Garik Israelian, Leonov, Brian May y Richard Dawkins. En primera fila, Stephen Hawking y el Nobel de Química Harold Kroto.
Al fondo, de izquierda a derecha, Kip Thorne, Nobel de física, el compositor Hans Zimmer, Garik Israelian, Leonov, Brian May y Richard Dawkins. En primera fila, Stephen Hawking y el Nobel de Química Harold Kroto. G.I.

Leonov, junto a Valentina Tereshkova, la primera mujer en viajar al espacio en junio de 1963, Gagarin, y otros 17 pilotos de la fuerza aérea de la URSS, formó parte de la primera hornada de cosmonautas del país comunista, seleccionados en 1960. Fue un testigo privilegiado de un programa envuelto en el secreto.

En 1957 Rusia había sorprendido al mundo, especialmente a los estadounidenses, al lanzar con éxito el Sputnik, el primer satélite artificial. El cerebro detrás de los hitos soviéticos era Sergei Koriolov, quien, al igual que el padre de Leonov, minero, había sido depurado por la dictadura estalinista. Leonov rememoraba el día que Koriolov entró en casa de Wernher von Braun para registrarla en los últimos compases de la II Guerra Mundial. “Cuando entraron, el café aún estaba caliente”, recordaba Leonov. Von Braun, exoficial de la SS, había inventado los temibles cohetes V2 de la Alemania nazi. Los estadounidenses le encontraron primero y se lo llevaron a EE UU. Él fue el ingeniero que ideó el Saturn V, el cohete más potente jamás creado, que llevó a los primeros astronautas estadounidenses a la Luna. “Mucho después le pregunté a Von Braun qué hubiera hecho si hubiera caído en manos de los soviéticos antes que de los estadounidenses. Dijo que hubiera trabajado para los soviéticos, porque lo único que quería era ir contra Hitler”, recordaba Leonov.

Piloto de pruebas, general de las fuerzas aéreas, ingeniero y pintor aficionado, Leónov dedicó la última parte de su vida a la divulgación científica y a promover la exploración espacial pacífica y colaborativa. Durante esa etapa visitó España en varias ocasiones junto a otras figuras destacadas de la ciencia y el espacio, como Setphen Hawking y su colega Neil Armstrong.

“Alexei Leonov fue una persona muy positiva, con gran corazón, fuerte. Su nombre significa mucho para millones de personas en nuestro planeta”, explica el investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias Garik Israelian, amigo de Leonov y director del festival Starmus. El cosmonauta ruso fue durante varias ediciones una de las figuras más representativas que cada año se congregaban en las islas Canarias para celebrar un particular evento que mezclaba ciencia y música y al que asistieron premios Nobel y figuras muy destacadas de la investigación y la astronáutica.

En la última edición del festival que se celebró en España, en 2016, Leonov, rodeado de otros seis cosmonautas y astronautas de cinco nacionalidades distintas y tres generaciones diferentes, dijo: “En el último milenio hubo guerras y revoluciones pero el evento más importante fue lo que hizo Neil Armstrong”.

Israelian cuenta que habló esta mañana con la hija de Leonov, quien le confirmó que su padre murió hoy a las 12:40, hora de Moscú. Previsilemente su funeral se celebrará el martes en la capital rusa.

Fuente: elpais.com