Un asesinato, un amor imposible y un enigmático mensaje

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El primero de diciembre de 1948 a las 6.30, un hombre fue encontrado muerto en una playa de Australia. No había signos de forcejeo, estaba muy bien vestido, con la ropa perfectamente planchada y los zapatos lustrados. Cuando fueron a realizarle la autopsia, a la enigmática escena de su hallazgo se sumó un hecho desconcertante: en el bolsillo del traje había un papel con un código y un mensaje. “Terminado”, decía.

¿Quién era? ¿Cómo había muerto? ¿Qué significaba el código y el mensaje? son interrogantes que permanecen y que han generado todo tipo de especulaciones, no solo en ese país. Es que una serie de factores llevó el caso a un público internacional: la muerte ocurrió en la época de la Guerra Fría, la falta de identificación, la posible referencia del código a un libro, el uso de un veneno indetectable y la posibilidad de un amor no correspondido. ¿Era acaso un espía?

Una autopsia dictaminó que murió tras haber sido envenenado, pero el fallecido, conocido como el "Hombre de Somerton" nunca fue identificado. (Foto: Policía de Adelaida)
Una autopsia dictaminó que murió tras haber sido envenenado, pero el fallecido, conocido como el «Hombre de Somerton» nunca fue identificado. (Foto: Policía de Adelaida)

Siete décadas después un profesor de la Universidad de Adelaida quiere resolver el caso. Se trata de Derek Abbott que solicitó exhumar el cuerpo y asumió el costo. Su interés por no es solo profesional. La investigación, que comenzó hace más de una década, lo llevó a descubrir el amor.

Tras aprobar el procedimiento, la fiscal general del sur de Australia, Vickie Chapman, dijo que también quería saber más detalles de la víctima. «Estoy muy contenta de dar mi aprobación para la exhumación, siempre que los costos sean cubiertos por aquellos que presenten la solicitud», dijo y agregó: «Es un caso de intriga y misterio, por lo que estuvo en mi agenda durante más de 40 años».

La firma de la fiscal abrió la posibilidad de resolver las preguntas que desconciertan a Australia desde hace siete décadas.

Lo que se sabe

De la víctima no se sabe casi nada. Se le conoce como «Hombre de Somerton» o el “Caso Taman Shud”, tenía entre 40 y 45 años, 1.80 metros de altura, ojos color castaño claro, cabello rubio, hombros anchos, cintura estrecha.

Aún cuando hacía calor, el día que lo encontraron estaba impecablemente vestido, con una camisa blanca, corbata color rojo con azul, pantalón marrón, medias y zapatos, llevaba un suéter de punto marrón y una chaqueta gris. Extrañamente, al parecer no tenía un sombrero, algo poco común en 1948, especialmente para alguien que vestía de traje.

«Fuimos a ver si estaba bien, nos acercamos bastante y no lo vimos respirar ni mirarnos», recordó Neil Dayen en un programa de televisión. Él y un compañero aprendiz de jockey encontraron el cuerpo del «Somerton Man» en la playa.

Su amigo agarró la pierna del hombre para ver si podía despertarlo, pero se dieron cuenta que estaba muerto y llamaron a la Policía.

Cuando los agentes llegaron al lugar, notaron que el cuerpo no tenía heridas, golpes ni cicatrices. Llevaba un cigarrillo sin fumar detrás de la oreja. Tampoco portaba documentación de identidad.

Tras trasladar el cuerpo y revisarlo, descubrieron que ninguna de sus prendas tenía etiquetas. En el pedazo de papel que llevaba en la chaqueta había una frase persa codificada: “Taman Shud”, que se podría traducir como “terminado». Además, se leía un código raro que no ha podido ser descifrado.

Esos datos hicieron pensar que se trataba de un espía de posguerra. La teoría se fortaleció luego de que encontraran otro “mensaje codificado” escondido dentro del traje. Era una frase arrancada del libro Rubaiyat de Omar Khayyam.

Cinco meses después de su hallazgo, el hombre fue enterrado en el cementerio de West Terrace, sin que nadie supiera quién era.

Una muerte, una investigación y un amor

Derek Abbott se interesó por el caso hace muchos años y desde hace más de una década intenta resolver el misterio. La investigación lo llevó a Rachel Egan, que cree que es la nieta del “Hombre de Somerton” y de quien el profesor se enamoró.

En un programa de televisión, Rachel recordó cómo conoció al investigador. «Quería mirarme las orejas y los dientes. También estaba detrás de mi ADN. Probablemente sea la primera solicitud que he recibido de un hombre para hacer eso”, dijo con humor y señaló: “La gente dice que posiblemente Derek se casó conmigo por mi ADN. Y creo que hay algo de verdad en eso».

Para Derek, el misterioso fallecido era estadounidense y papá de una bailarín de ballet australiano, Robin Thomson, el padre de su esposa. Además, cree que conoció y estuvo en una relación secreta e “imposible” con una mujer en Adelaida llamada Jo Thomson.

La señora Egan junto a su esposo, el profesor Abbott. Ella podría ser la nieta del misterioso hombre. (Captura de TV)

Entre los cosas que llevaron al investigador a esa conclusión es que el bailarín y el «Somerton Man» no solo compartían rasgos físicos sino un trastorno genético presente en solo el 2% de la población. Sin embargo, el bailarín murió en 2009 y Jo negó negó la versión de Derek.

«Al exhumar el cuerpo y darle una identidad a Somerton Man, finalmente se cerrará este caso y el misterio en la vida de muchas personas. En alguna parte hay una familia que perdió a alguien», concluyó la posible nieta del hombre sin nombre.

Fuente: tn.com.ar