En una sorpresiva declaración, la secretaria de seguridad interior de Estados Unidos, Kristi Noem, ha calificado como un “éxito” la política migratoria del presidente Donald Trump, afirmando que más de un millón de migrantes en situación irregular han abandonado el país por su cuenta desde que la administración actual asumió el poder el 20 de enero. Esta cifra, inédita en la historia del país, ha sido presentada por la secretaria, como una prueba de la efectividad de las medidas de mano dura implementadas en la frontera y en el interior del país.
Durante una rueda de prensa en Chicago, Noem destacó que el gobierno tiene motivos para creer que «más de un millón de personas han regresado a casa por su cuenta». La secretaria atribuyó este fenómeno, en parte, al uso de una aplicación móvil llamada CBP Home, que insta a los migrantes a la autodeportación. Además, Noem mencionó que se han arrestado a «cientos de miles de estos criminales ilegales», de los cuales más del 70% tienen cargos pendientes o condenas penales, y el resto enfrenta órdenes de deportación definitivas.
La política de la administración Trump, que prometió un récord de deportaciones, ha incluido el refuerzo del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Según Noem, el presidente ha asignado los recursos necesarios para contratar a 10.000 nuevos agentes de ICE, para lo cual ya hay más de 80.000 solicitantes. La secretaria defendió estas acciones, afirmando que se llevan a cabo operativos policiales específicos en todo el país para identificar a quienes «no cumplen la ley si están aquí ilegalmente». Noem también señaló que si los migrantes se marchan voluntariamente, podrían tener la oportunidad de regresar con una visa en el futuro.
En un logro que la administración considera histórico, Noem afirmó que «hemos tenido durante tres meses consecutivos cero migrantes ilegales que entren a Estados Unidos», lo que representa la primera vez que se alcanza ese nivel de seguridad en la frontera con México. Para lograr este objetivo, Trump selló prácticamente la frontera con México y anunció el envío de al menos 1.500 militares a la zona.
Noem, sin embargo, acusó a gobernadores demócratas y a las llamadas “ciudades santuario” de “obstruir” los esfuerzos federales para expulsar a los migrantes. Las ciudades santuario son aquellas en las que la policía puede negarse a cooperar con agentes migratorios si no tienen una orden judicial. Por otro lado, algunas ONG, como
Human Rights Watch (HRW), han denunciado las condiciones en los centros de detención, describiendo celdas superpobladas con migrantes que duermen en el suelo y sin acceso a higiene básica.
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