En una tarde electrizante en el estadio Arthur Ashe, el tenis presenció una obra de arte en movimiento. Lo que comenzó como una final del US Open entre el español Carlos Alcaraz y el italiano Jannik Sinner, rápidamente se transformó en una batalla por la cima del ránking mundial, con Alcaraz finalmente alzándose con el trofeo y regresando al ansiado puesto número uno.
Por Vanessa Rodríguez / MiamiNews24
El duelo, que se extendió por 2 horas y 42 minutos, comenzó con un golpe de autoridad del murciano, quien dominó el primer set con un despliegue de su poderosa derecha y su característica agresividad, cerrando un contundente 6-2. Sin embargo, Sinner, lejos de ceder, respondió con un quiebre temprano en la segunda manga. Con un juego inteligente y una defensa impecable desde el fondo de la cancha, logró neutralizar el ímpetu de Alcaraz para llevarse el set por 3-6, reavivando las esperanzas del público de ver un partido a cinco sets.
Alcaraz reajustó su estrategia en la tercera manga, volviendo a la carga con su juego de alta velocidad y una variedad de golpes que desbordaron al italiano, dominando el parcial por 6-1. En el cuarto y decisivo set, la batalla fue un reflejo de la rivalidad que los ha definido durante la temporada: cada punto fue una pelea, cada peloteo un desafío. Alcaraz logró el quiebre vital y sostuvo su servicio para sellar el set 6-4, y con ello, su tercer título de Grand Slam.
Alcaraz vuelve a la cima

Con esta victoria, el español no solo se convirtió en el nuevo campeón del US Open 2025, sino que también ascendió al puesto número uno de la clasificación mundial de la ATP, poniendo fin a la racha de 65 semanas consecutivas de Sinner en la cima del ránking. La final de Nueva York marcó el tercer duelo de Grand Slam entre ambos esta temporada, con Alcaraz llevándose los títulos de Roland Garros y el US Open, mientras que Sinner se impuso en Wimbledon.
Lo que vimos en la Arthur Ashe no fue solo la coronación de un nuevo campeón, sino la confirmación de que el tenis, en su máxima expresión, es una epopeya que se escribe con el esfuerzo y la genialidad de sus protagonistas, y que el tenis, a partir de hoy, tiene un nuevo rey.
Con el partido en su punto álgido y la tensión al máximo, el rugido de la multitud se intensificó por un motivo ajeno al tenis. Las cámaras en las pantallas gigantes del estadio enfocaron al presidente Donald Trump, sentado en uno de los palcos. El gesto del mandatario, saludando con la mano a los asistentes, fue recibido con una mezcla de vítores y murmullos que subrayó el estatus del torneo no solo como un evento deportivo, sino como un epicentro de la cultura y la vida social en Estados Unidos.
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