Francia vive este miércoles una jornada de protestas y enfrentamientos generalizados, con bloqueos en los principales ejes viales y centros urbanos en rechazo a los planes de ajuste económico del gobierno. Organizaciones sindicales y movimientos sociales han paralizado ciudades bajo la consigna de “bloquear todo”, provocando un despliegue de seguridad sin precedentes.
Desde las primeras horas, las autopistas y accesos a ciudades como París, Lyon, Marsella y Rennes fueron el escenario de la confrontación. En París, las fuerzas de seguridad intervinieron para evitar el cierre del Boulevard Périphérique, la principal vía de la capital. Pese a ello, barricadas y piquetes lograron cortar temporalmente el tráfico en accesos clave como la Puerta de Bagnolet y la Puerta de la Chapelle. Según la Prefectura, al menos 75 personas fueron detenidas en la capital y sus alrededores.
En otras regiones, la situación fue igualmente tensa. En Rennes, la policía utilizó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes que bloqueaban una autopista. Mientras que en Lyon y Poitiers, el tránsito en las autopistas M7 y A10 fue interrumpido, mientras que en Marsella, las barricadas en las calles principales y en la red de tranvías paralizaron el transporte público.
Despliegue policial sin precedentes y respuesta política
El gobierno ha respondido con una fuerza inusitada: 80.000 policías y gendarmes fueron desplegados en todo el país para garantizar el funcionamiento de las redes viales y los servicios urbanos. El ministro del Interior, Bruno Retailleau, ordenó operativos preventivos para reaccionar de manera inmediata a cualquier intento de bloqueo.
Retailleau atribuyó la radicalización de las protestas a la influencia de La Francia Insumisa (LFI), el partido de izquierda radical, advirtiendo sobre el riesgo de movimientos más intensos. En tal sentido, la jornada de protestas, que la CGT cifró en más de 700 acciones, ocurre tras el nombramiento de Sébastien Lecornu como nuevo primer ministro, en un intento de estabilizar la tensa situación política.
Igualmente, el caos en las calles se ha visto agravado por incidentes adicionales, como un incendio de cables que suspendió el tránsito ferroviario entre Toulouse y Auch, y varios cortes de electricidad.
La jornada deja en claro la profunda división entre el gobierno y un movimiento social que mantiene al país en vilo. Las próximas horas serán cruciales para definir el rumbo de una crisis que amenaza con seguir escalando.
Con información de Infobae
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