La tensión política y social volvió a tomar las calles de la capital peruana este fin de semana. El sábado, miles de ciudadanos se movilizaron en Lima para protestar contra el Gobierno de Dina Boluarte y el Congreso, en una jornada que terminó con enfrentamientos, varios heridos y al menos un detenido.
La manifestación, convocada por el colectivo juvenil Generación Z junto con otras organizaciones ciudadanas, buscaba expresar el rechazo a la reforma pensional impulsada por el Ejecutivo, así como denunciar el incremento de la inseguridad y los altos niveles de corrupción percibida en las instituciones del Estado. Según recientes encuestas, la desaprobación hacia el Congreso y el Gobierno de Boluarte continúa en aumento, lo que ha intensificado el malestar social.

Los manifestantes se concentraron inicialmente en la histórica Plaza San Martín, punto tradicional de reunión para las protestas en Lima. Desde allí, intentaron marchar hacia la sede del Congreso, pero fueron cercados por agentes de la Policía Nacional, lo que desató tensos choques. Testigos aseguran que el enfrentamiento comenzó después de que un grupo de manifestantes lograra romper el cordón policial que bloqueaba su avance.
Los disturbios dejaron como saldo a tres agentes de seguridad heridos, además de dos periodistas que resultaron golpeados en medio del forcejeo. También se reportó la detención de al menos una persona. La Defensoría del Pueblo hizo un llamado a garantizar la seguridad de la prensa y recordó que la libertad de información debe ser respetada en contextos de protesta social.

Por su parte, el Ministerio del Interior justificó el accionar de la policía, señalando que el operativo buscó “restablecer el orden público y evitar daños mayores”. Sin embargo, colectivos ciudadanos y organizaciones de derechos humanos han criticado el uso de la fuerza, acusando al Gobierno de criminalizar la protesta.

Con estas nuevas manifestaciones, se reaviva la crisis política que atraviesa Perú desde el inicio del mandato de Dina Boluarte. Analistas advierten que, de no abrirse canales de diálogo, las protestas podrían intensificarse en las próximas semanas.