Israel ha declarado oficialmente concluida la operación contra la Flotilla Global Sumud, tras interceptar y detener a casi medio centenar de embarcaciones que intentaban romper el bloqueo naval sobre Gaza. Según el Ministerio de Exteriores israelí, ninguna de las naves logró entrar en zona de combate activa ni vulnerar el cerco marítimo, y todos los pasajeros se encuentran “sanos y salvos” en proceso de deportación.
La operación, que comenzó la noche del miércoles, movilizó fuerzas navales de élite para abordar los barcos y trasladar a sus más de 400 integrantes al puerto de Ashdod. Allí, los activistas —entre ellos ciudadanos de España, Italia, Francia, Turquía, Brasil, Túnez, Malasia, Reino Unido, EE.UU., México y Colombia— deberán elegir entre aceptar la expulsión voluntaria inmediata o esperar una decisión judicial que podría demorar entre 48 y 72 horas.
El único barco que no ha sido interceptado es el Mikeno, que permanece detenido a unos 11 kilómetros de la costa de Gaza, según el rastreo oficial de la misión. Aunque Israel asegura que su aproximación será impedida, los organizadores afirman que el Mikeno ya habría entrado en aguas territoriales palestinas, convirtiéndose en el único navío que logró acercarse al enclave.
Desde Europa, el ministro de Exteriores italiano, Antonio Tajani, confirmó que las repatriaciones se realizarán los días 6 y 7 de octubre, con destino a Londres y Madrid. Por su parte, el ministro español José Manuel Albares convocó a la encargada de negocios de Israel para exigir garantías sobre los ciudadanos españoles detenidos, afirmando que “no representan ninguna amenaza” y que estaban “ejerciendo un derecho básico del derecho internacional”.
La operación ha generado reacciones diplomáticas y protestas en varias ciudades, mientras organizaciones humanitarias denuncian que la interceptación se realizó en aguas internacionales y que se trata de “un ataque ilegal contra humanitarios desarmados”