¡Buumm! Otra narcolancha menos

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La administración Trump confirmó un nuevo operativo en aguas internacionales del Caribe, como parte de su campaña contra redes de narcotráfico que han sido designadas como organizaciones terroristas.

Este viernes, el secretario de Guerra de Estados Unidos, Pete Hegseth, anunció la destrucción de una embarcación presuntamente vinculada a los Carteles del Caribe, en un ataque militar que dejó cuatro muertos. El operativo, ejecutado bajo órdenes directas del presidente Donald Trump, fue descrito como un “ataque cinético letal” y se llevó a cabo en aguas internacionales frente a la costa de una nación sudamericana.

Según el Pentágono, la embarcación transportaba una carga sustancial de narcóticos con destino a Estados Unidos. “Cuatro narcoterroristas murieron en el ataque, y ninguna fuerza estadounidense resultó herida”, afirmó Hegseth. Un video publicado en redes sociales muestra imágenes aéreas de una lancha rápida que explota repentinamente en el mar.

Hasta la fecha, se han interceptado cinco embarcaciones sospechosas en el Caribe, con un saldo total de 21 muertos. Los servicios de inteligencia estadounidenses confirmaron que la embarcación estaba involucrada en el tráfico de drogas, y el secretario de Guerra prometió que las operaciones continuarán: “Estos ataques seguirán hasta que cesen las amenazas contra el pueblo estadounidense”.

El Caribe como nuevo frente de guerra

El ataque forma parte de una campaña militar que, según funcionarios estadounidenses, busca desmantelar redes de narcotráfico con vínculos profundos en estructuras estatales del Caribe. En un memorando al Congreso, la administración declaró que los carteles son “combatientes ilegales” y que Estados Unidos se encuentra en un “conflicto armado no internacional” con ellos.

La ofensiva comenzó el mes pasado con el mayor despliegue militar estadounidense en el Caribe en décadas. La fase inicial incluye una fuerza de tareas aérea-terrestre de los Marines a bordo del USS Iwo Jima, dos buques de transporte clase San Antonio y más de 2.000 marines preparados para misiones de respuesta rápida. En total, más de 4.500 efectivos operan en la región, respaldados por un crucero, destructores, un submarino de ataque clase Los Ángeles y diez cazas furtivos F-35 estacionados en Puerto Rico.

Durante su rueda de prensa diaria, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, defendió la operación como una obligación constitucional y moral del presidente. “Estas acciones se enmarcan en su responsabilidad de proteger los intereses de EE.UU. en el extranjero y avanzar los objetivos de seguridad nacional”, dijo.

Leavitt agregó que la comunidad de inteligencia confirmó los vínculos de las embarcaciones con organizaciones terroristas y su papel en el flujo de narcóticos hacia el norte. “Estaban traficando activamente drogas ilícitas hacia nuestro país en el momento del ataque”, afirmó.

La administración ha fusionado cada vez más la guerra contra las drogas con la lucha contra el terrorismo, describiendo a los carteles como entidades “narcoterroristas”. Este enfoque, según funcionarios, permite a Washington actuar con mayor margen legal y militar contra grupos extranjeros involucrados en el contrabando de narcóticos.

Para Trump, la operación también refuerza su narrativa política interna. En campaña, prometió acabar con la crisis de los opioides y la epidemia de drogas que, según él, ha devastado comunidades estadounidenses. “El presidente ha sido claro: hará lo que sea necesario para proteger a la patria”, dijo Leavitt. “Este ataque demuestra su compromiso con esa promesa”.