El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, salió ileso tras el ataque a balazos contra el vehículo en el que se trasladaba el martes por el sur del país, en medio de protestas indígenas contra su gobierno. Así lo confirmó la ministra de Ambiente y Energía, Inés Manzano, quien detalló que unas 500 personas lanzaron piedras y que el automóvil del mandatario presenta impactos de bala.
El incidente ocurrió mientras la caravana presidencial se dirigía a la localidad andina de Cañar, donde Noboa tenía previsto inaugurar una planta de tratamiento de agua. Pese al ataque, el presidente continuó con su agenda y participó en actos públicos en Cañar y, más tarde, en Cuenca, a 70 kilómetros de distancia.
“Esas agresiones no se aceptan en el nuevo Ecuador. La ley aplica para todos. No vamos a permitir que unos pocos vándalos impidan que trabajemos por ustedes”, expresó Noboa ante los asistentes en Cuenca.
Videos difundidos por la presidencia muestran el momento del ataque desde el interior de uno de los vehículos, mientras objetos golpean los vidrios y se escucha a alguien gritar “agachen la cabeza”. Imágenes externas captan a manifestantes —algunos con trajes tradicionales indígenas— lanzando piedras y palos mientras la caravana avanza entre sirenas.
El gobierno presentó una denuncia por tentativa de asesinato contra el presidente y reportó cinco personas detenidas, que serán investigadas por terrorismo, delito que puede ser penado con hasta 30 años de prisión.
Grupos desestabilizadores
Desde el 22 de septiembre, Ecuador enfrenta protestas en varias provincias lideradas por la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), en rechazo a la eliminación del subsidio al diésel, cuyo precio pasó de 1,80 a 2,80 dólares por galón. Las manifestaciones han dejado un indígena muerto por impacto de bala, más de 150 heridos entre civiles y fuerzas de seguridad, y un centenar de detenidos, según cifras oficiales y de organizaciones de derechos humanos.
En un comunicado oficial, la presidencia atribuyó el ataque a “grupos desestabilizadores que obedecen órdenes de radicalización” y denunció que intentaron impedir “la entrega de una obra destinada a mejorar la vida de una comunidad”. Noboa tenía previsto anunciar la construcción de una planta de tratamiento de aguas para 26.000 habitantes, entregar el sistema de alcantarillado de Sigsihuayco y firmar el convenio de financiamiento para el sistema de Quilloac.
“Nosotros hacemos lo que nos corresponde y no nos pueden detener: llegar a cada rincón del país, donde las familias necesitan obras, servicios y la presencia de su Presidente”, señala el comunicado.
La ministra Manzano calificó el ataque como un acto criminal: “Dispararle al carro del presidente, tirar piedras, dañar bienes del Estado, eso solamente son actos criminales. Esto no se va a quedar en la impunidad”.
Noboa, en el poder desde 2023 y ya en su segundo mandato, ha mantenido su agenda en medio de las protestas. La semana pasada, otro convoy encabezado por el mandatario y embajadores de la Unión Europea e Italia fue atacado en Imbabura, una de las provincias más afectadas por las manifestaciones. El presidente sostiene que entre los manifestantes hay infiltrados de mafias como la banda venezolana Tren de Aragua.
Con información de DLA