En climas húmedos, estaciones cambiantes o simplemente frente al espejo, el encrespamiento sigue siendo uno de los enemigos más persistentes del cabello. Pero hay una técnica que está ganando terreno entre estilistas, influencers y dermatólogos: el lavado inverso.
Sí, como su nombre lo indica, este método propone invertir el orden tradicional de los productos capilares. Primero el acondicionador. Luego el champú. Y aunque suene contraintuitivo, los resultados hablan por sí solos.
¿Cómo funciona?
Al aplicar el acondicionador antes del champú, se sella la cutícula del cabello desde el inicio, lo que reduce el frizz y mejora la textura. El champú, aplicado después, limpia sin arrastrar toda la hidratación, logrando un equilibrio que muchos cabellos agradecen.
Beneficios clave:
- ✨ Menos frizz, más suavidad: La cutícula se protege desde el primer paso.
- 💨 Volumen natural: Sin apelmazar ni saturar.
- 💧 Hidratación inteligente: El cabello se nutre sin sobrecargarse.
- 🔄 Textura revitalizada: Ideal para melenas finas, apagadas o rizadas.
¿Para quién está pensado?
Este método favorece especialmente a quienes tienen:
- Cabello seco o dañado
- Cabello rizado o con frizz
- Cabello fino o con tendencia grasa
¿Cómo se aplica?
- Humedecer: Agua tibia para abrir la fibra capilar.
- Acondicionar: De medios a puntas, sin tocar raíces. Dejar actuar unos minutos.
- Enjuagar: Retirar el producto con agua tibia.
- Lavar: Aplicar champú en cuero cabelludo y raíces.
- Enjuagar nuevamente: Asegurarse de eliminar todo residuo.