
La Unión Europea aprobó este jueves su decimonoveno paquete de sanciones contra Rusia, que incluye por primera vez la prohibición a las importaciones de gas natural licuado (GNL) ruso. La medida llega en la antesala de la cumbre de Bruselas, donde los líderes de los 27 discutirán cómo canalizar un “préstamo de reparaciones” de 140.000 millones de euros, financiado con activos rusos congelados desde el inicio de la invasión a Ucrania.
El nuevo paquete también sanciona a la llamada “flota fantasma” rusa, compuesta por petroleros sin bandera clara ni trazabilidad, que han sido utilizados para sortear restricciones previas. La presidencia danesa de la UE calificó la jornada como “un buen día para Europa y Ucrania”, y aseguró que las medidas introducen controles más estrictos sobre el petróleo, el gas y el sector financiero ruso.
En paralelo, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski llegó a Bruselas para participar en la cumbre, donde buscará garantías de autonomía financiera y militar. El debate entre los líderes europeos se centra en si los fondos provenientes de los activos rusos deben destinarse exclusivamente a defensa —como propone Polonia y los países bálticos— o si también pueden cubrir necesidades presupuestarias y de reconstrucción civil en Ucrania.
El préstamo de reparaciones, aún en fase de diseño, busca evitar conflictos legales sobre la propiedad de los activos congelados, y se plantea como una fórmula temporal que permitiría a Ucrania acceder a recursos sin que la UE pierda el control sobre los fondos. La propuesta ha generado tensiones internas, especialmente entre los países que temen que el uso de estos activos pueda sentar precedentes jurídicos complejos.
La cumbre también abordará el estado del frente militar en Ucrania, el impacto de las sanciones en el mercado energético europeo y la presión diplomática sobre terceros países que aún comercian con Rusia.
