Los 4 grandes mitos del cuidado capilar que aún crees (y los expertos desmienten)

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Foto: Glam

La industria del cuidado capilar está llena de promesas: champús que “reparan”, tratamientos que “reconstruyen” y trucos virales que aseguran resultados inmediatos. Sin embargo, la mayoría de estos consejos populares no tienen base científica y pueden generar más daño que beneficio. Expertas en salud capilar advierten que mantener un cabello sano no depende de rituales complejos, sino de hábitos simples y coherentes.


1. El agua fría no transforma tu cabello

Bañarse con agua helada para lograr más brillo es uno de los mitos más extendidos. En realidad, la temperatura no influye directamente en el aspecto del cabello. Lo que sí puede afectar es el exceso de calor: el agua muy caliente reseca, debilita la fibra y puede irritar el cuero cabelludo. Lo ideal es usar agua tibia y centrarse en proteger el cabello del calor de planchas y secadores.


2. Ningún producto puede “reparar” lo dañado

Las puntas abiertas o el cabello quebradizo no tienen vuelta atrás. Los productos que prometen “reparación” solo mejoran temporalmente la apariencia del cabello al sellar la superficie, pero la rotura sigue existiendo. La única forma real de eliminar el daño es con un corte. Además, el crecimiento capilar depende del folículo, no del largo: cortarlo con frecuencia no lo acelera.


3. El cabello necesita lavado regular

El mito del “cabello que se limpia solo” es falso. El cuero cabelludo produce grasa, suda y acumula residuos que, si no se eliminan, pueden generar picazón, mal olor y caspa. Lo recomendable es lavarlo según el tipo de cabello: cada dos días si es graso o con productos suaves sin sulfatos si es seco.


4. El champú seco es solo un parche

Aunque práctico para salir del apuro, el champú seco no sustituye el lavado. Su uso continuo puede obstruir los poros del cuero cabelludo y favorecer la proliferación de hongos o bacterias.


En resumen:
No hay secretos milagrosos ni productos mágicos. Un cabello saludable comienza con un cuero cabelludo limpio, buena hidratación y cortes regulares. La verdadera belleza capilar está en cuidarlo con constancia, no en perseguir promesas imposibles.