Chile se prepara para unas elecciones decisivas con voto obligatorio y escenario abierto

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Este domingo 16 de noviembre, más de 15,7 millones de ciudadanos chilenos están convocados a las urnas para elegir al próximo presidente de la República para el período 2026-2030, renovar la totalidad de la Cámara de Diputados y parte del Senado. Será la primera elección general con voto obligatorio desde el restablecimiento de esta medida en 2022, lo que podría elevar significativamente la participación electoral.

Por MiamiNews24

Ocho candidatos compiten por la presidencia, pero ninguno alcanza, según las encuestas, el umbral necesario para imponerse en primera vuelta. Todo apunta a una segunda ronda el 14 de diciembre. La favorita es Jeannette Jara, exministra de Trabajo y candidata del oficialismo por la coalición Unidad por Chile, con un 26 % de intención de voto. Le siguen José Antonio Kast (Partido Republicano) con un 21 %, y Johannes Kaiser y Evelyn Matthei, ambos con alrededor del 14 %.

Seguridad, migración y desafección: los ejes del voto

La campaña se ha desarrollado en un clima marcado por la inseguridad, la inmigración irregular y la percepción de debilitamiento del control estatal. Estos temas han desplazado a otros debates y han sido capitalizados por la oposición, que ha centrado su discurso en propuestas de orden y control.

El oficialismo, en tanto, enfrenta el desafío de una baja aprobación del presidente saliente Gabriel Boric, cuya imagen positiva ronda el 37 %. Desde el estallido social de 2019, Chile ha atravesado múltiples procesos electorales y constitucionales, lo que ha generado cierto desgaste ciudadano. No obstante, el retorno del voto obligatorio podría alterar las dinámicas tradicionales y aumentar la volatilidad del resultado.

Reconfiguración legislativa

Además de la elección presidencial, se renovarán los 155 escaños de la Cámara de Diputados y 23 de los 50 del Senado. Se proyecta que la derecha, a través de coaliciones como Chile Grande y Unido y Cambio por Chile, obtenga una mayoría en la Cámara Baja, lo que le permitiría aprobar leyes con quórum simple. La izquierda oficialista mantendría entre 65 y 69 diputados.

En el Senado, la oposición conservaría una mayoría de 27 escaños, frente a los 20 o 21 del oficialismo. Aunque se anticipa un avance de sectores de derecha radical, el Senado seguirá siendo un espacio donde los acuerdos transversales serán clave para impulsar reformas estructurales.

Una elección bisagra

La jornada del domingo se perfila como una prueba crucial para el rumbo político del país. Con una oferta presidencial fragmentada, un Congreso en disputa y una ciudadanía movilizada por demandas urgentes, el resultado podría redefinir el equilibrio de fuerzas y marcar el tono del próximo ciclo político en Chile.