El poder del canto: De la inmunidad al bienestar psicológico

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En esta época del año, los villancicos llenan calles, centros comerciales y hogares con voces festivas. Pero más allá de la alegría navideña, cantar —especialmente en grupo— ofrece beneficios comprobados para la salud física, mental y social, según investigaciones recientes.

El canto activa el nervio vago, relacionado con la respiración y las cuerdas vocales, lo que ayuda a regular la presión arterial, mejorar la frecuencia cardíaca y liberar endorfinas que reducen el dolor y generan bienestar. Además, cantar en grupo fortalece el sistema inmunitario de una manera que escuchar música no logra.

En el plano cerebral, cantar estimula regiones vinculadas al lenguaje, el movimiento y las emociones, convirtiéndose en un eficaz calmante del estrés. “Cantar es un acto cognitivo, físico, emocional y social”, explica Alex Street, investigador del Instituto de Musicoterapia de Cambridge.

Un recurso terapéutico

El canto se ha utilizado como herramienta para mejorar la calidad de vida de personas con Parkinson, demencia, cáncer y enfermedades respiratorias crónicas. En pacientes con covid prolongado, programas de respiración basados en técnicas vocales mostraron mejoras significativas en su capacidad pulmonar y calidad de vida.

También se ha demostrado que cantar ayuda a la rehabilitación neurológica. La excongresista estadounidense Gabrielle Giffords recuperó el habla tras un atentado en 2011 gracias a terapias que usaban canciones de su infancia. Investigadores señalan que cantar potencia la neuroplasticidad, favoreciendo la reconexión de redes cerebrales dañadas.

Raíces sociales y culturales

Antropólogos creen que los humanos cantaban antes de hablar, utilizando vocalizaciones para expresar emociones y fortalecer vínculos sociales. Hoy, cantar en comunidad sigue siendo una poderosa herramienta de cohesión. “De repente, se genera una sensación de igualdad en la sala, donde cuidadores y pacientes cantan la misma canción de la misma manera”, señala Street.

Precauciones y futuro

Aunque cantar en grupo puede ser beneficioso, también implica riesgos en contextos de infecciones respiratorias, como se evidenció en la pandemia de covid-19. Los expertos recomiendan evitar ensayos si se presentan síntomas para proteger a los demás.

Aun así, la evidencia científica respalda que cantar es comparable a un ejercicio físico moderado y puede contribuir a ralentizar el deterioro cognitivo en adultos mayores. Para los investigadores, el canto es más que música: es una práctica universal que conecta comunidades y mejora la salud.