El sorteo del Mundial 2026, que se celebra este viernes en el Kennedy Center, arrancará con un anuncio inesperado: la FIFA entregará por primera vez un Premio Nobel de la Paz propio, y todo apunta a que el galardonado será el presidente estadounidense Donald Trump.
Por MiamiNews24
El reconocimiento, anunciado semanas atrás por el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, busca destacar el papel de Trump en el alto el fuego entre Israel y Gaza. Sin embargo, la decisión ha generado fuertes críticas por el riesgo de politizar un evento que, según los estatutos de la organización, debería mantenerse neutral.
Una ceremonia con sello político
La gala, a solo kilómetro y medio de la Casa Blanca, contará con la presencia de Trump, la presidenta de México Claudia Sheinbaum y el primer ministro de Canadá Mark Carney, los tres líderes de los países anfitriones del Mundial. La música también tendrá un guiño personal: el grupo Village People interpretará YMCA, tema habitual en los mítines de campaña de Trump.
Para los críticos, estos gestos evidencian la estrecha relación entre Infantino y el mandatario estadounidense, y convierten el sorteo en una plataforma política. “La FIFA corre el riesgo de alinearse con el movimiento MAGA y de usar el torneo como propaganda”, advierten organizaciones de derechos humanos.
Restricciones migratorias y tensiones
El contexto no ayuda a disipar las dudas. La Casa Blanca mantiene restricciones de viaje a 19 países, entre ellos Irán y Haití, cuyas selecciones clasificaron al Mundial. Aunque los atletas y cuerpos técnicos están exentos, los aficionados podrían enfrentar trabas para ingresar a Estados Unidos.
Human Rights Watch denunció que el sorteo se realiza en medio de redadas migratorias y cancelación de campañas antidiscriminatorias de la propia FIFA, lo que contradice la promesa de un torneo “acogedor y unificador”.
Imagen y economía
Para Trump, el Mundial es una oportunidad de proyectar su liderazgo global en vísperas del 250 aniversario de la independencia de Estados Unidos en 2026. La FIFA estima que el torneo generará 30.000 millones de dólares para la economía estadounidense y cerca de 200.000 empleos, además de ingresos récord por la reventa oficial de entradas.
Infantino, por su parte, busca consolidar el fútbol en Estados Unidos y garantizar recursos para las federaciones nacionales, mientras refuerza sus aspiraciones de reelección en 2027.

