Los presidentes de Ruanda, Paul Kagame, y de la República Democrática del Congo (RDC), Félix Tshisekedi, firmaron este jueves un acuerdo de paz en la capital estadounidense junto al presidente Donald Trump, pese a que los combates continuaban en el este del Congo.
“Creo que va a ser un gran milagro”, declaró Trump tras la ceremonia, celebrada en un instituto de paz recientemente renombrado en su honor. El mandatario estadounidense aseguró que el pacto también incluye acuerdos sobre minerales críticos, clave para las tecnologías modernas, como los autos eléctricos.
Un conflicto de larga data
El enfrentamiento entre Ruanda y la RDC se remonta a 1996 y ha dejado cientos de miles de víctimas en las últimas décadas. En las últimas semanas, el grupo armado M23, señalado por la ONU de recibir apoyo de Ruanda, ha ganado terreno frente a las fuerzas de Kinshasa, lo que genera dudas sobre la efectividad inmediata del acuerdo.
Kagame reconoció que “habrá altibajos en el camino por delante”, mientras Tshisekedi calificó la firma como “el comienzo de un nuevo camino, un camino exigente”.
Intereses estratégicos
Trump destacó que el acuerdo abre la puerta a que Estados Unidos acceda a reservas de minerales estratégicos en ambos países, especialmente en el este de la RDC, una región rica en recursos pero marcada por la violencia. “Vamos a sacar algunos de los minerales raros, y todos vamos a ganar mucho dinero”, afirmó.
El presidente estadounidense ha presumido que este pacto forma parte de las “ocho guerras” que asegura haber terminado desde su regreso al poder en enero, y no ha ocultado su aspiración de obtener el Premio Nobel de la Paz.
Reacciones cautelosas
Aunque Trump celebró el acuerdo como un triunfo diplomático, los líderes africanos adoptaron un tono más prudente, conscientes de que los combates en el terreno continúan y que la estabilidad dependerá de la implementación real del pacto.
Con información de DLA

