Vinilo 2.0: La Generación Z impulsa el resurgimiento del disco, más por estética que por sonido

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El disco de vinilo está viviendo un auge sin precedentes, pero el motor de esta revolución no es la nostalgia, sino la Generación Z. Para estos jóvenes coleccionistas, el vinilo ha trascendido su función de soporte musical para convertirse en un codiciado objeto de decoración, un trofeo cultural y una forma de «consumo simbólico».

Según el informe Audio Tech Lifestyles de Futuresource Consulting, el mercado del vinilo ha crecido un promedio del 18% anual en los últimos cinco años, con alrededor del 60% de la Generación Z afirmando comprar estos discos.

El vinilo como arte asequible y decoración

Contrario a la creencia popular, el auge del vinilo entre los zoomers no está ligado estrictamente a la calidad del audio. Un dato revelador de Futuresource Consulting indica que cerca del 40% de los compradores de discos en Estados Unidos ni siquiera poseen un tocadiscos.

La motivación es puramente estética y cultural:

  • El 56% de los jóvenes coleccionistas prefiere el vinilo por su estética.
  • El 37% lo utiliza explícitamente como objeto de decoración para el hogar, según una encuesta de Vinyl Alliance.

Jared Watson, profesor adjunto de marketing en la Universidad de Nueva York, define este fenómeno como “consumo simbólico”. «Podría demostrar que eres un gran admirador o que aprecias más al artista,» explica Watson, añadiendo que los álbumes se perciben como «arte asequible.»

Taylor Swift y el auge de las «variantes» de colección

El resurgimiento de este formato físico se atribuye en gran medida a artistas de mega-éxito como Taylor Swift, quien ha elevado el listón al posicionar sus álbumes como artículos de colección. Swift promociona sus discos con ediciones exclusivas, variantes de vinilo de colores, canciones adicionales y merchandising curado, elevando cada lanzamiento a la categoría de «una pieza diferente de la historia.»

Esta estrategia ha sido extraordinariamente exitosa: cinco de sus álbumes se ubicaron entre los diez vinilos más vendidos del año pasado en Estados Unidos. El álbum Midnights, por ejemplo, vendió 188.000 copias en vinilo en 2024. La cantante incluso vende cuatro variantes de Midnights cuyas contraportadas, al juntarse, forman la esfera de un reloj.

Esta tendencia de las «variantes» ha sido adoptada por otras figuras influyentes de la Generación Z, como Lana Del Rey y Olivia Rodrigo. Coleccionistas como Dexter Phuong, de 25 años, afirman tener casi todas las variantes de Del Rey, a las que conciben más como «obras de arte» que como discos para escuchar.

Comprar con intención: Un trofeo cultural

Para muchos jóvenes, el vinilo es un «pequeño capricho» o un «trofeo» en una época donde los grandes hitos financieros, como la compra de una casa, se han retrasado.

Coleccionistas como Erin Davila (28) y su esposo, cuya colección combinada supera los 1.000 discos, dedican tiempo a buscar ediciones limitadas y ofertas en tiendas locales. Otros, como Tony Baker (27), cazan descuentos de hasta el 70% en plataformas de second hand como Discogs.com.

Esta práctica de comprar discos usados, más allá del ahorro, también refleja una conciencia medioambiental. Coleccionistas como Peyton Davila comparan la compra de vinilos de segunda mano con la adquisición de ropa usada: «Simplemente estás siendo más sostenible y no contribuyendo al exceso que tenemos de estos álbumes que se editan en exceso.»