Ucrania negó las acusaciones del Kremlin sobre un supuesto ataque con drones contra una residencia del presidente Vladimir Putin en la región de Nóvgorod. El ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Andrii Sibiga, afirmó que Moscú “no ha presentado pruebas plausibles” y calificó la denuncia como infundada.
El presidente Volodymyr Zelensky reforzó la postura oficial, señalando que se trata de “otra mentira de la Federación de Rusia” y acusó al Kremlin de utilizar el incidente para justificar nuevos ataques contra Kiev y entorpecer las negociaciones de paz impulsadas por Estados Unidos.
La versión de Moscú
El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, aseguró que Ucrania habría lanzado 91 drones contra la residencia oficial de Putin, aunque todos fueron interceptados por la defensa aérea. El portavoz presidencial, Dmitry Peskov, sostuvo que no es necesario presentar pruebas y advirtió que Rusia endurecerá su postura en las negociaciones.
El Kremlin afirmó que el supuesto ataque ocurrió en medio de conversaciones diplomáticas con Washington y advirtió que “no quedará sin respuesta”.
Negociaciones en tensión
La controversia surge en un contexto de intensas negociaciones que buscan poner fin al conflicto iniciado con la invasión rusa en 2022. El lunes, Putin conversó telefónicamente con el presidente estadounidense Donald Trump tras una reunión previa entre Trump y Zelensky en Florida. La Casa Blanca calificó la conversación como “positiva”, aunque Moscú advirtió que revisaría su posición tras el presunto ataque.
En paralelo, Zelensky y negociadores ucranianos dialogaron con el enviado estadounidense Steve Witkoff sobre garantías de seguridad para Kiev, incluyendo la presencia de tropas internacionales y un compromiso de protección por 15 años prorrogables.
El plan de paz y los puntos pendientes
El nuevo plan propuesto por Washington plantea congelar el frente en las posiciones actuales, sin resolver de inmediato las reivindicaciones territoriales de Rusia, que controla cerca del 20% de Ucrania. El Kremlin exige la retirada de tropas ucranianas de Donetsk y un compromiso legal de no ingresar en la OTAN, condiciones que Kiev rechaza.
Zelensky subrayó que persisten dos cuestiones críticas: el funcionamiento de la central nuclear de Zaporizhzhia y el estatus territorial. El mandatario afirmó que cualquier acuerdo de paz debe ser firmado por Ucrania, Europa, Estados Unidos y Rusia, y adelantó que planea organizar un referéndum para que la población se pronuncie sobre las condiciones de un eventual acuerdo.
El cruce de acusaciones entre Moscú y Kiev refleja la fragilidad de las negociaciones de paz y la dificultad de alcanzar consensos en medio de la guerra. Mientras Rusia insiste en endurecer su postura, Ucrania denuncia maniobras para prolongar el conflicto.
El desenlace de esta controversia será clave para determinar si las conversaciones diplomáticas avanzan hacia un acuerdo o si el enfrentamiento se prolonga en 2026, con consecuencias directas para la seguridad europea y la estabilidad global.
Con información de Infobae

