Una inusual y preocupante racha de cierres está afectando al sector de la restauración en el sur de Florida, generando alarma entre chefs y propietarios. Aunque no existen cifras oficiales que confirmen la tendencia, un número considerable de restaurantes, incluyendo varios establecimientos aclamados por la crítica, han bajado sus persianas en los últimos seis meses. Este fenómeno se produce en un contexto de temporada baja, con los residentes locales fuera de la ciudad y los turistas de invierno sin llegar hasta, al menos, el mes de octubre.
Según la información disponible, una combinación de factores económicos está detrás de esta crisis. Los restaurantes se enfrentan a desafíos como el aumento de los precios de los alquileres y el elevado costo de los seguros, todo ello tras una temporada invernal que fue más lenta de lo esperado. Alex Meyer, chef y copropietario de dos restaurantes con estrellas Michelin en Miami, el Walrus Rodeo y el Boia De, señala que la industria aún no se recupera por completo de las consecuencias de la era del COVID-19. Meyer destaca que los márgenes de beneficio en el sector son muy estrechos, por lo que cada cliente marca una diferencia crucial.
Los costes operativos han escalado de manera notable en los últimos años. De acuerdo con Meyer, el coste de la mano de obra ha subido entre un 50% y un 60%, y productos esenciales como la carne de res han visto un incremento del 50% desde 2020. Esta situación, sumada a una temporada invernal sin la afluencia de turistas canadienses, europeos y sudamericanos habituales, ha generado un ambiente de gran presión para los negocios.
El escritor gastronómico Carlos Frias, ganador de un Premio James Beard, ha analizado la situación en un reportaje para Coconut Grove Spotlight, destacando que la disminución de visitantes internacionales es un factor clave en la crisis del sector. Frias señala que la comunidad local, por sí sola, no es suficiente para sostener la industria, especialmente en un contexto en el que la gente «se está aferrando» al dicho de «tenemos comida en casa», lo que indica una reducción en el gasto en ocio.
Ante este panorama, los restauradores intentan atraer a los clientes con propuestas de alta calidad, conscientes de que en la economía actual, la excelencia es el mayor atractivo para justificar el gasto. Es por ello que en la ciudad se están realizando diversas iniciativas para incentivar el consumo. Una de ellas es el programa Miami Spice, que ofrece menús de tres platos (entrada, plato principal y postre) a precios fijos de 45 o 60 dólares. La ciudad de Broward cuenta con una iniciativa similar llamada Dine Out Lauderdale, y algunos restaurantes están lanzando sus propias promociones. Por ejemplo, el restaurante Walrus Rodeo está colaborando con Proper Sausages, una medida que busca atraer a nuevos clientes y mantener el negocio a flote.
La situación es un llamado de atención para los residentes del sur de Florida. Para aquellos con los recursos necesarios, este es un momento crucial para apoyar a los restaurantes locales, que necesitan clientela para sobrevivir en un mercado cada vez más competitivo.
Por Eneida Flores
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