Washington, Estados Unidos – El presidente Donald Trump ha anunciado una nueva y contundente medida económica que busca redefinir la cadena de suministro de productos de alta tecnología a nivel global. A través de un comunicado oficial, Trump ha declarado que impondrá un arancel del 100% a la importación de chips y semiconductores, una medida diseñada para presionar a las grandes empresas tecnológicas a trasladar sus operaciones de fabricación a suelo estadounidense.
El anuncio, realizado el 6 de agosto de 2025, tiene como objetivo central traer la producción de estos componentes críticos de vuelta a Estados Unidos y así favorecer a la industria nacional. La imposición del arancel, que se aplicará a todos los chips y semiconductores que ingresen al país, marca una escalada en la política proteccionista de la administración Trump, que busca reducir la dependencia de la nación de las cadenas de suministro extranjeras.

La medida ya ha provocado una respuesta de peso por parte de una de las corporaciones tecnológicas más grandes del mundo. En un encuentro con el presidente, el director ejecutivo de Apple, Tim Cook, anunció que la compañía planea aumentar sus inversiones en Estados Unidos a 600.000 millones de dólares. Este movimiento se interpreta como una estrategia para mitigar el impacto de los nuevos aranceles y evitar las enormes pérdidas financieras que implicaría el pago de un gravamen tan alto. Cook destacó que, a pesar de que gran parte de la red de suministro y fabricación de Apple se encuentra en países como China, Vietnam, Tailandia e India, la compañía ya genera 450.000 empleos en territorio estadounidense, una cifra que sin duda aumentará con la nueva inversión.
La decisión de Trump subraya una vez más la prioridad de su gobierno de reindustrializar el país y proteger los empleos nacionales. La imposición de aranceles del 100% a los chips y semiconductores es vista como una herramienta de presión extrema para lograr que las empresas globales, que han optado por la fabricación en el extranjero para reducir costos, consideren seriamente la opción de producir sus productos en Estados Unidos.
Esta nueva política arancelaria podría tener un impacto significativo en la economía global, ya que los semiconductores son componentes esenciales para una amplia gama de productos, desde teléfonos inteligentes y computadoras hasta vehículos y equipos médicos. Los analistas ahora estarán atentos a cómo otras grandes empresas tecnológicas y naciones con una fuerte industria de chips responderán a esta drástica medida de la administración Trump.
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