
La Flotilla Global Sumud, integrada por más de 40 embarcaciones con ayuda humanitaria rumbo a Gaza, activó el estado de emergencia este 1 de octubre tras detectar maniobras de aproximación por parte de la Armada israelí. Horas después, los organizadores confirmaron que la interceptación había comenzado.
La coalición internacional, que incluye a activistas como Greta Thunberg, el actor Liam Cunningham y Mandla Mandela, había ingresado en la llamada “zona de alto riesgo”, donde flotillas anteriores fueron atacadas o detenidas por el Ejército israelí.
Maniobras peligrosas y comunicaciones bloqueadas
Desde el barco Alma, uno de los líderes del convoy, se reportó la presencia de entre diez y doce embarcaciones militares en el radar. El diputado italiano Arturo Scotto, a bordo de la nave Karma, confirmó que “la interceptación es inminente, cuestión de horas”.
Activistas denunciaron maniobras peligrosas, interferencias en los sistemas de comunicación y bloqueos en las transmisiones en vivo. “Querían que todos los viéramos”, dijo Lisi Proença, activista a bordo del Sirius.
Israel ejecuta su plan de abordaje
Según medios israelíes, la operación incluye el despliegue de la unidad naval Shayetet 13, que abordará los barcos, detendrá a los activistas y los trasladará al puerto de Ashdod para su deportación. Se han movilizado 600 policías, ambulancias y hospitales cercanos ante posibles heridos.
El ministro de Exteriores israelí, Gideon Sa’ar, calificó la misión como “una provocación” y reiteró que la ayuda humanitaria debería ser entregada a través de Chipre.
¿Qué sigue para la misión?
Pese a la amenaza de deportación o incluso hundimiento de embarcaciones, nuevas naves como el barco Conscience se han sumado a la expedición. “Aunque haya víctimas, no daremos la vuelta atrás”, declararon sus tripulantes.
La comunidad internacional observa con atención. Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno español, pidió protección para los activistas, calificando la misión como “un ejemplo absoluto de humanidad”.