La pérdida progresiva de memoria, el deterioro cognitivo y los cambios en el comportamiento son algunos de los síntomas más devastadores del alzhéimer, una enfermedad neurodegenerativa que afecta a más de 800.000 personas en España. Aunque hasta ahora no existe una cura definitiva, un equipo de investigadores españoles y chinos ha logrado un avance que podría cambiar el rumbo de esta patología.
El experimento, realizado con ratones, se basa en una terapia de tres inyecciones que utiliza nanotecnología para reducir la presencia de proteínas asociadas al alzhéimer. Tan solo una hora después de la primera dosis, los roedores mostraron una disminución del 50 al 60% de la proteína betamiloide en el cerebro, una de las principales responsables del daño neuronal junto a la proteína tau.
Nuevas tecnologías para detectar y anticipar la enfermedad
Este descubrimiento se suma a otros avances recientes que podrían acelerar el diagnóstico y tratamiento del alzhéimer. Según el World Economic Forum, en 2025 se han identificado tres factores adicionales que podrían estar vinculados al desarrollo de la enfermedad.
Uno de ellos es la posible relación entre el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) y la demencia. Investigadores de la Universidad de Ginebra compararon imágenes cerebrales y análisis de sangre de adultos con y sin TDAH, y hallaron niveles elevados de hierro y neurofilamentos en los primeros, dos marcadores asociados al alzhéimer.
En Estados Unidos, la FDA ha desarrollado un nuevo análisis de sangre capaz de detectar la enfermedad en sus etapas iniciales, evitando diagnósticos tardíos que hasta ahora requerían tomografías PET o punciones lumbares invasivas.
Además, universidades como California y Cambridge han demostrado que la inteligencia artificial puede predecir la aparición del alzhéimer con años de antelación. En California, un modelo de aprendizaje automático logró una precisión del 72% para anticipar la enfermedad hasta siete años antes de los primeros síntomas. En Cambridge, otro sistema fue capaz de predecir la velocidad de progresión en pacientes con deterioro cognitivo leve, con una precisión del 81%.
Estos avances, tanto médicos como tecnológicos, representan un salto significativo en la comprensión y abordaje del alzhéimer. Aunque la cura aún no ha llegado, el horizonte se abre con nuevas posibilidades para salvar recuerdos, aliviar el sufrimiento de los pacientes y acompañar mejor a sus familias.