La Familia Real británica atraviesa un momento delicado tras el anuncio del príncipe Andrés, quien ha decidido renunciar a todos sus títulos reales, incluido el de Duque de York, en medio de las acusaciones que lo vinculan con el fallecido magnate Jeffrey Epstein. El comunicado fue difundido este viernes por el Palacio de Buckingham y marca un nuevo capítulo en la crisis reputacional que enfrenta la monarquía.
“Tras conversaciones con el Rey y mi familia inmediata y más amplia, hemos concluido que las continuas acusaciones contra mí distraen del trabajo de Su Majestad y la Familia Real”, declaró Andrés, de 65 años. Aunque seguirá siendo príncipe y conservará su lugar en la línea de sucesión, dejará de usar su título nobiliario y los honores que le fueron conferidos.
La decisión implica su salida de la Orden de la Jarretera —la más prestigiosa del sistema de honores británico—, la pérdida del tratamiento de “Su Alteza Real” y su rol como Consejero de Estado. También se ha informado que no participará en las celebraciones navideñas con la Familia Real.
Su exesposa, Sarah Ferguson, renunciará igualmente al título de Duquesa de York y retomará su apellido de soltera.
Contexto judicial y mediático
El príncipe Andrés ha sido señalado por su relación con Jeffrey Epstein, condenado por delitos sexuales y fallecido en prisión en 2019. En 2022, Andrés alcanzó un acuerdo extrajudicial con Virginia Giuffre, quien lo acusó de abuso sexual cuando era menor de edad. Aunque el royal niega las acusaciones, su vínculo con Epstein ha generado una presión sostenida sobre la Casa Real.
La renuncia se produce en un momento en que el rey Carlos III busca consolidar una imagen institucional más austera y libre de controversias. La decisión de Andrés busca evitar que su situación personal interfiera con las funciones oficiales de la monarquía.