El presidente estadounidense Donald Trump anunció el aplazamiento de la esperada reunión con su homólogo ruso, Vladimir Putin, prevista en Budapest, citando su negativa a participar en un encuentro que considere improductivo. La cumbre buscaba abordar la guerra en Ucrania, pero las profundas discrepancias entre Washington y Moscú hicieron evidente que un acuerdo no estaba al alcance.
Diferencias insalvables en el frente diplomático
Trump señaló que uno de los principales obstáculos sigue siendo la negativa rusa a cesar los combates en la línea de frente actual. “Dije: corten y paren en la línea de batalla. Váyanse a casa. Dejen de luchar, dejen de matar gente”, declaró el mandatario tras aceptar un alto el fuego propuesto por Kyiv y líderes europeos.
El Kremlin, por su parte, reiteró que solo busca una paz “duradera y sostenible”, enfatizando la necesidad de abordar lo que considera las “causas profundas del conflicto”, incluidas demandas que implican el reconocimiento de la soberanía rusa sobre el Donbás y la desmilitarización de Ucrania, condiciones inaceptables para Kyiv.
Cancela la cumbre preparatoria
El aplazamiento también afectó a la reunión planificada entre el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov. La Casa Blanca aseguró que una llamada entre ambos resultó “productiva” y que un encuentro presencial ya no era necesario, evitando un escenario similar al de la última cumbre en Alaska, que no produjo avances concretos.
Expertos diplomáticos europeos coincidieron en que la decisión de posponer la cumbre refleja la prudencia estadounidense, tras percibir que Rusia buscaba condiciones excesivas. “Se hizo evidente que no habría acuerdo en Budapest”, comentó un alto funcionario europeo a Reuters.
La tensión continúa
Mientras tanto, las conversaciones entre Trump y Zelensky, y la posible entrega de misiles Tomahawk a Ucrania, mantienen la presión sobre Moscú. Zelensky enfatizó que Ucrania no puede ceder territorio en el Donbás, evitando que Rusia utilice la región como trampolín para futuros ataques.
Con la diplomacia estancada, Trump prioriza que cualquier encuentro con Putin sea efectivo y sustancial, dejando claro que no participará en reuniones que considere meramente simbólicas o “desperdiciadas”.