La página oficial de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) fue modificada el 20 de noviembre para incluir un asterisco y una nueva afirmación: que “los estudios científicos no han descartado la posibilidad de que las vacunas infantiles contribuyan al desarrollo del autismo”. El cambio refleja la campaña del secretario de Salud, Robert Kennedy Jr., conocido por su retórica antivacunas, y contradice el consenso científico internacional.
La modificación ha despertado críticas entre expertos y organizaciones médicas, que advierten sobre el impacto en las políticas de inmunización escolar y estatal, tradicionalmente basadas en las recomendaciones de los CDC. La Academia Estadounidense de Pediatría calificó la nueva postura como “errónea y peligrosa”, mientras que la fundación Ciencia del Autismo denunció que la página ahora está “llena de retórica antivacunas y mentiras descaradas”.
Reacciones y consecuencias
El cambio se produce tras la destitución de la directora de los CDC, Susan Monarez, y la remoción de los 17 miembros del comité asesor de inmunización, sustituidos por designados políticos cercanos a Kennedy. La OMS reiteró que las evidencias científicas demuestran que no existe relación entre vacunas y autismo.
Incluso aliados políticos de Kennedy se han distanciado. El senador republicano Bill Cassidy afirmó en X que cuestionar la seguridad de las vacunas “es irresponsable y enferma activamente a los estadounidenses”.
Por su parte, el grupo activista Children’s Health Defense, liderado por Kennedy, celebró la modificación como un reconocimiento a sus denuncias. El portavoz del HHS, Andrew Nixon, defendió la medida alegando que forma parte de una “evaluación exhaustiva” sobre las causas del autismo, aunque el portal no cita investigaciones nuevas.
El presidente Donald Trump también replicó teorías sin evidencia, al asegurar recientemente un vínculo entre el autismo y el uso de Tylenol durante el embarazo.
Con información de France24

