Terapia de reemplazo de testosterona: entre la optimización y el riesgo médico

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Cada vez más clínicas privadas ofrecen a los hombres la posibilidad de “optimizar” su salud mediante la terapia de reemplazo de testosterona (TRT), promocionada como una vía para aumentar la energía, la concentración y la vitalidad. Los promotores aseguran que el tratamiento mejora el deseo sexual, la masa muscular y la agilidad física y mental.

Sin embargo, especialistas advierten que la TRT solo está indicada en casos de hipogonadismo, una deficiencia confirmada médicamente en la que el cuerpo no produce suficiente testosterona. En estos pacientes, el tratamiento puede mejorar el estado de ánimo, la fuerza muscular y la salud ósea, además de tener efectos positivos en hombres con diabetes tipo 2, obesidad o enfermedades cardíacas.

El diagnóstico es clave. Los niveles de testosterona fluctúan a lo largo del día y las pruebas rápidas con punción en el dedo pueden dar resultados imprecisos. Los médicos recomiendan análisis venosos en ayunas, realizados en dos mañanas distintas, para obtener datos fiables. Además, no existe un rango único de referencia: lo “normal” varía según edad, genética y salud general.

El auge de la TRT como “optimización” ha generado preocupación. Elevar los niveles por encima de lo necesario no aporta beneficios adicionales y puede provocar efectos secundarios. Entre los riesgos documentados figuran la infertilidad —por la reducción de la producción natural de esperma—, coágulos sanguíneos y fibrilación auricular. Aunque los temores iniciales sobre el cáncer de próstata han sido desmentidos, los expertos insisten en que la terapia requiere supervisión médica estrecha.

La testosterona es un medicamento de prescripción obligatoria. Su uso sin diagnóstico adecuado puede derivar en dependencia y en problemas de salud innecesarios. El fenómeno ha puesto de relieve una brecha en la atención masculina: muchos hombres recurren a clínicas privadas o anuncios en línea en lugar de acudir a endocrinólogos, lo que ha saturado servicios públicos en países como Reino Unido.