Estudios revelan ascendencia lobuna en perros modernos y vínculos genéticos con humanos

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La mayoría de los perros actuales, desde el pastor Shiloh hasta el pequeño chihuahua, conservan rastros detectables de ascendencia lobuna que han influido en su evolución y características. Así lo revelan dos investigaciones publicadas este lunes en la revista PNAS, una sobre la herencia genética de los lobos y otra sobre los golden retriever y su relación con genes humanos.

Ascendencia del lobo en perros domésticos

Un estudio del Museo Americano de Historia Natural (EE. UU.) señala que la mayoría de los perros modernos poseen bajos niveles de ADN de lobo incorporados tras la domesticación, lo que habría moldeado rasgos como el tamaño corporal, el olfato y la personalidad.

Los investigadores analizaron más de 2.700 genomas desde el Pleistoceno tardío hasta la actualidad y concluyeron que casi dos tercios de los perros de raza tienen ascendencia lobuna en su genoma nuclear, producto de cruces ocurridos hace unas mil generaciones.

La presencia de genes de lobo es mayor en perros grandes y en aquellos criados para trabajos específicos, como los perros de trineo del Ártico. Razas como el perro lobo checoslovaco y el Saarloos mostraron los niveles más altos, entre un 23 % y un 40 %. En contraste, razas como el mastín napolitano, el bullmastiff y el san bernardo no presentan ascendencia detectable.

Incluso el chihuahua conserva alrededor de un 0,2 % de ADN de lobo. En promedio, los terriers y sabuesos son los que menos ascendencia tienen.

El estudio también comparó descripciones de clubes caninos: las razas con baja ascendencia lobuna suelen definirse como “amistosas” y “fáciles de adiestrar”, mientras que las de mayor porcentaje se describen como “independientes”, “territoriales” o “desconfiadas con los extraños”.

Golden retriever y genética compartida con humanos

La segunda investigación, realizada con 1.300 ejemplares, analizó el código genético de los golden retriever y lo comparó con sus rasgos de comportamiento. Los resultados mostraron que doce genes asociados a características como energía, capacidad de adiestramiento o miedo a extraños también están presentes en los humanos, vinculados a emociones y conductas similares.

Entre ellos, el gen PTPN1 se relaciona con la agresividad hacia otros perros y, en humanos, con inteligencia y depresión. Por su parte, el gen ROMO1, ligado a la capacidad de adiestramiento en los golden retriever, está asociado en personas con la inteligencia y la sensibilidad emocional.

Ambos estudios refuerzan la idea de que la evolución de los perros ha estado marcada no solo por la domesticación, sino también por un flujo genético continuo con los lobos y por sorprendentes paralelismos con la biología humana.