El cerebro humano representa apenas el 2% del peso corporal, pero utiliza cerca del 20% de la energía total del organismo. Ante la pregunta de si pensar intensamente quema más calorías, la evidencia científica indica que el incremento existe, aunque su magnitud es limitada.
Estudios previos señalan que el cerebro requiere principalmente glucosa para funcionar y que su consumo se mantiene estable en reposo. Durante tareas cognitivas complejas o prolongadas, el gasto energético aumenta levemente, sin llegar a compararse con el esfuerzo físico.
De acuerdo con la BBC, un experimento con estudiantes mostró que quienes realizaron actividades intelectuales intensas consumieron después unas 200 calorías más que quienes descansaron, lo que se explica por la reducción de glucosa en sangre y la sensación de hambre posterior.
La neurocientífica Sharna Jamadar, de la Universidad de Monash en Australia, analizó estudios internacionales y concluyó que el incremento equivale a menos de una caloría extra por minuto. El cerebro en reposo quema entre 250 y 350 kilocalorías al día, principalmente para mantener funciones vitales como la respiración, el ritmo cardíaco y el procesamiento sensorial.
Los especialistas destacan que, aunque el pensamiento intenso eleva ligeramente el consumo energético, el ejercicio físico sigue siendo la opción más eficiente para aumentar el gasto calórico. Por ejemplo, caminar a paso moderado durante una hora puede gastar hasta 200 kilocalorías, más que una jornada completa de esfuerzo mental.
En conclusión, tanto el estudio publicado en Quanta Magazine como lo informado por la BBC coinciden en que el cerebro requiere energía constante para funcionar, pero el impacto de las demandas cognitivas en el balance calórico diario es mínimo.
Con información de Infobae

