JAIME BAYLY: “EN MIAMI APRENDÍ A SER FELIZ”

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(Miaminews24).-Jaime Bayly habló sobre lo que representa para él vivir en Florida, de su relación con su compatriota Mario Vargas Llosa, de los Fujimori, de Donald Trump, y del significado de su nuevo libro («El niño terrible y la escritora maldita») dentro de su obra. «Toda familia es una guerra de guerrillas», afirmó el escritor y periodista peruano.

– En «Yo amo a mi mami» describías a Miami como la meca de las familias de la clase media- alta peruana, allí contaste tu primer viaje siendo niño, ¿qué significa dicha ciudad para vos?
– Llevo 20 años viviendo en Miami, he realizado muchos programas de televisión, aprendí a ser feliz en esa ciudad, doce de mis catorce novelas las escribí allí. Miami me ha tratado con mucho cariño.

– ¿Qué características observas en Miami para el escritor?
– Es un lugar donde se puede estar solo y tranquilo. es confortable, a nadie le impresiona tu fama, no te invaden la privacidad. Tiene un poco lo mejor de los dos mundos: el latino y el norteamericano propiamente dicho.

– En tu primer gira por «No se lo digas a nadie», expusiste tu intención de escapar de la superficialidad mediática para refugiarte en la vida literaria.
– En eso fracasé… Cuando comencé a escribir hace casi tres décadas soñaba con ser un escritor a tiempo completo, vivir de los libros; eso no ha sido posible, tengo tres hijas estamos acostumbrados a una cierta comodidad; de todos modos la combinación entre la televisión y los libros me ha resultado buena

– ¿Te preocupa el modo en que entre los republicanos -incluso en Florida- ha arrasado Donald Trump?, ¿le ves chances y condiciones para ser presidente de EE.UU?
– Trump va a dar una seria pelea, en mi criterio si gana no sería el fin del mundo. Es un demagogo, pero a la vez un hombre de negocios y esa estirpe va por 100 y firma por 70; una cosa es Trump candidato y otra presidente. En principio, Hillary Clinton es la favorita, cuenta con el voto mayoritario de latinos, afroamericanos y mujeres, el fuerte de Trump son los blancos de baja educación y pocos ingresos. Tiene algo a su favor: moviliza más a su gente.

– En la charla previa a esta nota recordaste aquel contacto que tuviste a tus 19 años en Buenos Aires con Jorge Luis Borges, y la admiración que te suscitó la amabilidad con que te atendió ¿Qué relación tienes con el «Borges peruano», Mario Vargas Llosa?
– Vargas Llosa tuvo una enorme influencia en mi generación, en mi criterio sus mejores libros son los primeros: «La Ciudad y los Perros», «Conversaciones en la Catedral»; pero además (agrega picante) Don Mario es un fenómeno: a los 17 años se casó con su tía Julia, luego estuvo en matrimonio medio siglo con su prima y ahora quiso celebrar las bodas de oro con otra mujer, Isabel Presley -con quien creo debe tener algún parentesco-. Con él hemos tenido desencuentros políticos cuando apoyó a Ollanta Humala (por contrariar a Keiko Fujimori) yo no podía hacerlo, finalmente Humala fue un presidente mediocre -porque muerto Hugo Chávez el chavismo es una «iglesia diezmada»-, de manera que pudo ser peor; ahora MVLL se sigue oponiendo a la hija de Fujimori, mi óptica es otra.

– ¿Si triunfa Keiko en la segunda vuelta (el 5 de junio) no sería reeditar el absolutismo de Fujimori?
– En mi criterio que Keiko sea la hija de un dictador no la condena a ser una dictadora. Es una política inteligente que si le tocara gobernar entiendo será cuidadosa para demostrar que el fujimorismo -que fue una fuerza autoritaria y corrupta- ha aprendido del pasado; confío en ella, no obstante si se impone Pedro Kuczinsky me parece que Perú tendrá un buen gobierno en cualquier caso.

– ¿A quién te gustaría entrevistar y que reportaje recordáis especialmente?
– Lo primero a Diego Maradona y al Papa Francisco; recuerdo la referida con Borges, Facundo Cabral era un gran conversador que tuvo una muerte absurda.

«En cada familia se esconde una novela»

Su presentación ayer en la Feria del libro de la capital argentina se retrasó unos minutos por la fila infernal de adolescentes esperando al bloguero chileno, Germán Garmendia. «Hola, yo no soy Germán», arrancó jocoso el peruano del flequillo adolescente, quien se denominó el nuevo «peruano parlanchín» (en homenaje a Hugo Guerero Marthineitz, un animador muy famoso en los 70 y 80 entre la audiencia argentina). Bayly llegó con su joven esposa -quien también aparece en la foto de tapa del libro- y la pequeña hijita de ambos, Zoe. La obra en cuestión «El niño terrible y la escritora maldita» (Ediciones B) es una especie de autobiografía (su personaje principal se apellida Baylys) de un terremoto que sacudió a Jaime y su entorno cuando hace unos ocho años se enamoró de su actual mujer. «Ella tenía un novio y yo también (un novio argentino)», espetó el provocador novelista.

Y continuó sobre su contenido: «Hace siete u ocho años, cuando tenía un programa en Lima me enamoré de una joven que solo tenía 20 años (43 yo), era el amor entre alguien famoso, bisexual, y una Lolita lo cual provocó un cierto escándalo. Mis hijas adolescentes se alejaron varios años de mí, cometí todo tipo de errores como mantener un departamento en Miami con mi ex esposa. Mis hijas (estudian en Nueva York) de alguna manera me han perdonado, pero con la novela quise explicarles porque pasó lo que pasó. Es que yo podría ser un mediocre escritor, un periodista frustrado, un mal amante, no fracasar como padre».
Pero, ¿por qué exponer tales cuestiones? «Toda familia es una guerra de guerrillas, y detrás de cada una se esconde una novela, el tema es si alguien está dispuesto a ventilarlas, en las historias de amor unos ganan y otros pierden; pero hay algo más, los artistas (Van Gogh, Picasso) o quienes pretenden serlo, reflejan las miserias, la complejidad de la dimensión humana», sostuvo el novelista. El mismo subrayó su preferencia por abordar los temas que rodean a su persona y no las vidas de héroes o dictadores.

Actualmente Bayly vive en Key Biscaine y tiene en Miami un programa televisivo familiar, aunque asume que es bipolar, acota que partir de su momento dichoso ha dejado de ser una «ambulancia andante».

Un párrafo final sobre que lo sigue motivando y su facilidad para la comunicación: «Uno no escribe para ganarse la vida, sino para redimirse de la mediocridad; cuando era muy niño mi madre me estimulaba a estar preparado para hablar, tener una sonrisa en el bolsillo, y me insistía que la valía de una persona no está en cómo trata a los fuertes, sino a los débiles, es la mujer más buena del mundo solo que ella se abrazó a la ficción religiosa y yo a otras ficciones».