Venezolano enfermo en Miami: ‘Inmigración ha firmado mi sentencia de muerte’

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(Miaminews24).- Ricardo Querales teme desde la parte más profunda de su ser que sus días estén contados.

Enfermo con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) que causa el sida, este venezolano gay se presentó a mediados de enero en la sede de la Policía de Inmigración y Aduanas (ICE) en Miramar para cumplir con una orden de supervisión rutinaria en un procedimiento de deportación vigente desde hace varios años.

Como a cientos de migrantes allí citados cotidianamente, el corazón le latía con fuerza y, tras escuchar al agente, el estómago se le estrujó. Debe presentarse a finales de febrero con pasaporte y pasaje en mano para regresar a Venezuela, deportado por “las buenas”.

“¡Me está mandando a la muerte!”

“¡Me está mandando a la muerte!”, exclamó acongojado Querales, de 43 años, en la entrevista con el funcionario. “Esto es anti-derechos humanos. En Venezuela no hay medicinas y todos los días desaparece alguien con sida”.

La escasez de medicamentos antirretrovirales para combatir la infección por el VIH en un país que atraviesa una grave crisis humanitaria, es su último hálito de esperanza para evitar la deportación por cargos delictivos que lo despojaron de su estatus de asilado político.

Oriundo de Maracaibo, Querales llegó a Estados Unidos en el 2003 escapando de la persecución y la inseguridad. Un año después, un juez de inmigración aceptó su petición de asilo. Desconocía él, empero, que el Sur de Florida es el foco de la mayor propagación de VIH en Estados Unidos y no tardó en contagiarse.

Entre el 2006 -el año que descubrió su condición inmunológica como seropositivo-, y el 2015, los diagnósticos de VIH en el Condado Miami-Dade entre hombres latinos que sostienen relaciones sexuales con otros hombres aumentaron en un 70 por ciento, según estadísticas del Departamento de Salud de Florida.

Saberse portador del virus, la soledad en un país extraño, la depresión y la falta de apoyo fueron detonantes que lo encaminaron a hallar en la adicción a las drogas el escape a su turbulenta situación y a llenar el vacío afectivo mediante las relaciones sexuales.

Mario Schauer, un activista y bloguero en Miami que da consejería a latinos gay con VIH/sida en Latinoamérica, sostuvo que es común en esta población “atravesar por un proceso de autodestrucción al descubrir ser VIH positivo porque hay personas que suponen que es una sentencia de muerte”.

Fue tras una cita romántica y noche de juerga en una discoteca del downtown de Miami que Querales prestó su vehículo a un amigo que horas después murió a causa de una sobredosis en una playa de Miami Beach.

Cuando al día siguiente, los agentes de la policía tocaron a su puerta para interrogarlo en la comisaría, los dejó entrar a su domicilio sin una orden de registro, narró Querales en una entrevista con el Nuevo Herald.

“En Venezuela no estamos acostumbrados a que la policía llegue a tu casa. No conocía las leyes y los dejé pasar”, dijo Querales, quien ha estado sobrio desde hace cinco años.

Los agentes encontraron una bolsita que contenía metanfetamina, un peligroso estupefaciente de frecuente consumo en un sector de la comunidad gay del sur de Florida. Querales fue hallado culpable, en el 2009, de un cargo grave de posesión de sustancia controlada y dos cargos menores de posesión de parafernalia para drogas con propósito de uso.

Estuvo 30 días preso, mas ese castigo no fue suficiente para despertar su conciencia sobre la enfermedad que padecía además del VIH: la adicción.

El allanamiento policial a una vivienda en la que un día se encontraba lo llevó detenido por segunda vez, aunque en esta ocasión no se presentaron cargos en su contra. Aun así, al ser liberado, pasó directamente a la custodia de ICE.

No había cupo en el centro de detención de Krome, así que fue transferido a la cárcel del Condado Glades, donde después de seis meses de reclusión contrajo tuberculosis, dijo, al mostrar los documentos de su larga hospitalización.

Para entonces ya había perdido su estatus migratorio. Presentó, sin ayuda jurídica, otra solicitud de asilo por su condición médica y orientación sexual, que también fue denegada.

A finales del 2011, un juez de inmigración firmó su orden de deportación, la cual Querales apeló sin éxito.

Dado que no representaba un peligro para la sociedad y su remoción del país no se efectuó durante el periodo previsto por la ley, las autoridades de ICE lo colocaron bajo orden de supervisión en el 2014 y le permitieron andar libre siempre que cumpliera ciertas condiciones y se presentara ante su agente de deportación en una fecha prevista.

A medida que el panorama político y socioeconómico empeoró en Venezuela, su suerte legal en Estados Unidos fue poco a poco mejorando.

“Soy un ciudadano regenerado, un trabajador decente que cometió errores en el pasado y ya no estoy en las drogas”, explicó el estilista. “No soy el señor de los cielos”, subrayó, refiriéndose en forma irónica al narcotraficante de la famosa serie de televisión.

Año tras año, ha acudido desde entonces a sus citas con ICE, agencia que lo ha mantenido bajo supervisión. “Me decían que no me iban a deportar porque no hay medicinas para mi tratamiento en Venezuela”, alegó.

Hasta que en octubre del año pasado le ordenaron obtener un pasaporte venezolano, una hazaña imposible en Miami, donde el consulado del país suramericano fue arbitrariamente cerrado por el régimen de Caracas hace más de cinco años.

Querales dijo que tuvo que pagar más de $500 a un gestor en Venezuela para conseguir una cita en la sede consular de Nueva Orleans, donde le expidieron un comprobante de la tramitación de su pasaporte.

Presentó el comprobante en ICE el 22 de enero, fecha en la que fue conminado a comprar el boleto aéreo. Su próxima cita es el 22 de febrero.

Marcial De Sautu, un abogado de inmigración con una amplia clientela de venezolanos tramitando asilos, opinó que Querales, quien hasta la fecha no tiene representación jurídica, debería presentar un formulario I-246, una solicitud de aplazamiento temporal de la deportación o remoción.

“Hay una crisis muy grave en Venezuela, y si él tiene VIH y allá no hay medicamentos, debe pedir que no lo saquen del país por razones humanitarias”, afirmó el experto.

Organizaciones venezolanas de salud han informado en meses recientes que el índice de mortalidad entre los pacientes con VIH se incrementó a causa del desabastecimiento de antirretrovirales. Schauer, por su parte, dijo que numerosos venezolanos portadores del virus buscan la forma de emigrar para salvarse.

Mientras tanto, Querales proyecta una mirada positiva de sus difíciles circunstancias y conserva la calma ante la adversidad. “Mi plan es quedarme aquí; pelear hasta el final”.

Fuente: El Nuevo Herald