Oleada de exámenes de COVID-19 puede crear confusión en EE.UU.

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Los análisis de sangre para detectar COVID-19 podrían tener un papel clave para decidir si millones de estadounidenses pueden regresar a trabajar o reabrir las escuelas de manera segura, pero funcionarios de salud pública alertaron que la actual oleada de pruebas no reguladas está creando tal confusión que en última instancia podría ralentizar el camino hacia la recuperación.

De acuerdo con las autoridades reguladoras de Estados Unidos, más de 70 compañías se han inscrito en las últimas semanas para vender las llamadas pruebas de anticuerpos. Los gobiernos de todo el mundo esperan que las pruebas rápidas -que generalmente utilizan un pinchazo para depositar una gota de sangre en una tira reactiva- podrían disminuir las actuales restricciones sociales, al identificar a la gente que ya contrajo el virus y que pudo desarrollar cierta inmunidad a él.

Pero quedan por responder algunas preguntas clave. ¿Qué tan precisas son las pruebas? ¿Qué tanta protección se necesita? ¿Cuánto durará esa protección?

Los análisis de sangre son diferentes a las pruebas basadas en muestras nasales que actualmente se utilizan para diagnosticar infecciones activas del COVID-19. En cambio, las pruebas rápidas se basan en detectar las proteínas de la sangre llamados anticuerpos, que el cuerpo produce días o semanas después de haber contraído una infección. El mismo enfoque es utilizado para el VIH, hepatitis, la enfermedad de Lyme, lupus y muchos otros padecimientos.

Para muchas infecciones, los niveles de anticuerpos que están sobre un umbral específico indican que el sistema inmune de la persona ha luchado exitosamente contra el virus y que probablemente esté protegida contra una reinfección. Para el COVID-19, todavía no está claro qué nivel de anticuerpos hace que los pacientes sean inmunes o cuánto tiempo durará esa inmunidad.

Debido a la relativa simplicidad de la tecnología de las pruebas rápidas, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) decidió eliminar la revisión inicial de los tests de anticuerpos como parte de su respuesta de emergencia al brote del nuevo coronavirus.

En la actualidad, las pruebas son más útiles para los investigadores que estudian cómo se ha propagado el virus a través de la población estadounidense. El gobierno dijo el viernes que ha empezado a usar las pruebas rápidas para revisar a 10,000 voluntarios. La Casa Blanca no ha detallado un plan más amplio para las pruebas y sobre cómo se podrían utilizar esos resultados.

Con casi nada de supervisión por parte de la FDA, “realmente ha creado un desastre que va a tomar tiempo limpiar”, dijo Eric Blank de la Asociación de Laboratorios para la Salud Pública. “Mientras tanto, tenemos a muchas compañías comercializando muchas cosas y nadie tiene idea de qué tan bueno es”, añadió.

Miembros del grupo de Blank, que representa a funcionarios de laboratorios estatales y locales, han pedido a la FDA que replantee su enfoque en torno a las pruebas. Ese enfoque permite a las compañías lanzar una prueba siempre y cuando notifiquen a la agencia e incluyan avisos legales. Las compañías deben aclarar que sus pruebas no han sido aprobadas por la FDA y que no pueden descartar si alguien está realmente infectado.

La semana pasada, el comisionado de la FDA Stephen Hahn dijo en un comunicado que la agencia tomará “las acciones correspondientes” contra las compañías que realicen afirmaciones falsas o vendan pruebas imprecisas.

El médico Allison Rakeman, de los Laboratorios de Salud Pública de la ciudad de Nueva York, dijo que algunos hospitales locales están asumiendo que las pruebas, que están enlistadas en el sitio web de la FDA, “han sido aprobadas, lo cual no ha pasado”.

El peligro de las pruebas defectuosas es que las personas concluirán erróneamente que son inmunes o que ya no están propagando el virus, comentó Rakeman. “Entonces alguien irá a casa y besará a su abuela de 90 años”, agregó. “No hay que dar a alguien un falso sentimiento de seguridad’.

En la mayoría de la gente, el nuevo coronavirus causa síntomas leves o moderados, como fiebre y tos que desaparecen de dos a tres semanas, pero en algunos casos, sobre todo entre adultos mayores y personas con enfermedades preexistentes, puede causar afecciones más graves, como neumonía y la muerte.

FUENTE: elnuevodia.com