El 11S: ¿Terrorismo o conspiración?

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Han pasado casi 25 años desde los atentados del 11 de septiembre de 2001, pero las teorías conspirativas sobre este día siguen generando debate. ¿Fue realmente un ataque terrorista o hay elementos ocultos que aún no han salido a la luz?. Desde OVNIs sobre Nueva York, la posible demolición controlada de las Torres Gemelas y el misterio del vuelo 93 se han oido sobre este hecho.

Por Vanessa Rodríguez // MiamiNews24

Lo que no se puede negar es que el 11 de septiembre de 2001 cambió el mundo. Cuatro aviones secuestrados, miles de muertos y una guerra global contra el terrorismo que comenzó hace 24 años. Sin embargo, múltiples teorías conspirativas cuestionan cada detalle del relato. En esta crónica exploramos las principales teorías del 11S.

OVNIs sobre Manhattan

Una de las teorías más controvertidas del 11S sostiene que una raza alienígena colaboró con las élites globales para permitir los ataques. Según algunos supuestos testigos, se observaron objetos voladores no identificados (OVNIs) sobre Nueva York el 11 de septiembre, incluso antes del impacto de los aviones. Videos borrosos, luces extrañas y sombras que cruzan el cielo entre las torres han sido citados como evidencia por quienes defienden esta narrativa.

Algunos expertos en fenómenos paranormales, como el investigador ruso Nikolai Subbotin, analizaron grabaciones en las que se observa una figura veloz desplazándose entre el humo de las torres. Aunque, podría tratarse de helicópteros o reflejos, Subbotin y otros no descartan que se trate de tecnología no terrestre. En ciertos foros, se habla incluso de hasta diez naves extraterrestres sobrevolando la zona durante los ataques.

Sin embargo, esta teoría carece de respaldo científico y ha sido descartada por la comunidad académica, su persistencia revela una profunda desconfianza hacia los gobiernos y una fascinación por lo inexplicable. En redes sociales y foros virtuales el vínculo entre OVNIs y el 11S sigue siendo tema de discusión. Para algunos, los avistamientos son prueba de una vigilancia interdimensional; para otros, simples ilusiones ópticas amplificadas por el caos.

El enigma del World Trade Center: ¿Se cayeron o los derribaron?

11 de septiembre de 2001, Nueva York. © Robert Clark.

Algunos expertos han cuestionado la forma en que las Torres Gemelas colapsaron el 11 de septiembre. La teoría de la demolición controlada sostiene que el derrumbe fue demasiado simétrico, vertical y veloz —alrededor de diez segundos— para haber sido causado únicamente por el impacto de los aviones y los incendios posteriores. El caso del edificio 7 del World Trade Center, que cayó sin haber sido impactado directamente, refuerza esta hipótesis, siendo uno de los focos más polémicos dentro del llamado “Movimiento por la Verdad del 9/11”.

Defensores como el físico Steven E. Jones y el arquitecto Richard Gage han argumentado que los incendios no habrían debilitado las estructuras lo suficiente como para provocar un colapso total. En 2009, un grupo de investigadores publicó un estudio en The Open Chemical Physics Journal afirmando haber encontrado restos de “material termítico activo” —incluyendo nanotermita— en el polvo generado por el colapso. Este compuesto, que es altamente explosivo, se utiliza en demoliciones militares controladas. Sin embargo, el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) rechazó estas afirmaciones, alegando que no había una cadena de custodia clara para las muestras analizadas y que no se realizaron pruebas específicas para detectar explosivos en el acero recuperado.

Aunque la comunidad científica y los estudios oficiales han desacreditado esta teoría, su persistencia en medios alternativos, documentales como Loose Change, y redes sociales ha influido en la percepción pública. Para muchos, la demolición controlada representa no solo una hipótesis técnica, sino una metáfora de cómo se derrumban las certezas cuando el poder no ofrece respuestas convincentes.

Pentágono y vuelo 93: ¿Misil, derribo o lucha heroica?

EFE. SGT. CEDRIC H. RUDISILL

El ataque al Pentágono ha generado dudas desde el inicio. Según la versión oficial, el vuelo 77 de American Airlines impactó contra la fachada oeste del edificio, causando la muerte de 125 personas en tierra y los 64 ocupantes del avión. Sin embargo, los escépticos señalan que el agujero visible en la estructura era demasiado pequeño para haber sido causado por un Boeing 757, y que no se encontraron restos evidentes de fuselaje, alas o asientos en la zona del impacto.

Esta teoría del misil en el Pentágono sostiene que lo que realmente golpeó el edificio fue un proyectil lanzado por elementos internos del gobierno estadounidense, como parte de una operación de bandera falsa. Thierry Meyssan, autor del polémico libro La gran impostura, fue uno de los primeros en popularizar esta idea, argumentando que las imágenes de las cámaras de seguridad no muestran claramente un avión, sino una estela humeante, un objeto alargado que se desplaza a ras del suelo. Además, expertos como Pablo Díaz, exjefe de operaciones en la torre de control del aeropuerto de Barajas, han señalado que las maniobras atribuidas al avión exceden los límites físicos de una aeronave comercial, reforzando la hipótesis del misil.

Los restos del Vuelo 93 UA (AP)

Respecto al vuelo 93 de United Airlines, la narrativa oficial lo presenta como un acto de heroísmo: los pasajeros, al enterarse de los otros ataques, se habrían amotinado para recuperar el control del avión, impidiendo que se estrellara contra el Capitolio o la Casa Blanca. El avión terminó cayendo en un campo abierto en Shanksville, Pensilvania, a las 10:03 a.m., matando igualmente a todos sus ocupantes. Sin embargo, algunos teóricos sostienen que el vuelo fue derribado por cazas militares para evitar una tragedia mayor. Hipótesis que se basa en la dispersión de los restos, la ausencia de una trayectoria clara de impacto, y el hecho de que el avión desapareció de los radares a unos 500 kilómetros de Washington.

Ambas teorías, el misil en el Pentágono y el derribo del vuelo 93, comparten un mismo núcleo: la sospecha de que el gobierno estadounidense no solo ocultó información, sino que pudo haber participado activamente en la ejecución o manipulación de los hechos.

Vale destacar que, las teorías conspirativas del 11S no solo cuestionan la historia oficial, sino que reflejan una sociedad marcada por la desconfianza institucional, la fragmentación informativa y la necesidad de encontrar sentido en medio del caos. En momentos de trauma colectivo, como el que provocaron los atentados del 11 de septiembre, las explicaciones oficiales suelen parecer insuficientes para una tragedia de tal magnitud. En el fondo, estas teorías no solo buscan culpables, sino también certezas. Representan una forma de resistencia cultural frente a un mundo que parece cada vez más opaco.

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