La preocupación se intensifica en Estados Unidos mientras el cierre parcial del gobierno federal entra en su cuarta semana, con legisladores republicanos advirtiendo sobre un inminente colapso en el sistema aeroportuario si la parálisis administrativa se extiende hasta noviembre.
Más de 60.000 empleados federales, entre ellos controladores aéreos y agentes de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA), continúan trabajando sin recibir salario, lo que ha generado un incremento en el ausentismo y en los retrasos de vuelos en todo el país.
“El país se encuentra en su temporada más activa de viajes, entre vacaciones y eventos deportivos, y la falta de personal podría tener consecuencias graves para millones de pasajeros”, alertó el presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, durante una conferencia de prensa.
Según datos presentados por Johnson, el 50% de los retrasos aéreos registrados recientemente están vinculados a la escasez de personal, frente al 5% habitual. Solo entre el sábado y el lunes se reportaron 19.000 vuelos demorados, una cifra que “seguirá aumentando mientras el cierre continúe”, advirtió.
La situación recuerda al cierre de 2019, el más largo en la historia del país, que duró 35 días durante el primer mandato del presidente Donald Trump. En aquella ocasión, el ausentismo masivo entre los trabajadores de aeropuertos fue determinante para poner fin a la crisis.
El actual cierre enfrenta un punto muerto político: los republicanos han aprobado una resolución para extender el gasto público hasta finales de noviembre, pero aún necesitan respaldo demócrata en el Senado. Mientras tanto, el impacto sobre el transporte aéreo amenaza con convertirse en una nueva crisis nacional.

