La creciente vulnerabilidad de los sistemas de navegación por satélite ha impulsado a Estados Unidos y sus aliados a explorar nuevas tecnologías capaces de garantizar precisión y seguridad en entornos hostiles. En este contexto, un experimento realizado en un pequeño aeropuerto de la campiña australiana puso a prueba un dispositivo basado en física cuántica que podría transformar la forma en que drones, aviones y buques militares se orientan en el campo de batalla.
El dispositivo, desarrollado por la startup australiana Q-CTRL, utiliza láseres para interactuar con átomos de rubidio y medir en tiempo real el campo magnético terrestre. Al comparar esta información con mapas magnéticos detallados, se logra determinar la ubicación exacta del usuario, ofreciendo una alternativa a la navegación satelital tradicional. “Estamos presenciando el fin del GPS confiable. Es la carrera armamentista actual en materia de navegación”, señaló Russell Anderson, científico principal de Q-CTRL, al Wall Street Journal.
La urgencia de encontrar soluciones se ha intensificado tras conflictos recientes como la guerra en Ucrania, donde Rusia ha empleado técnicas de interferencia y suplantación de señales para inutilizar sistemas de navegación satelital. Otros países, como China y Corea del Norte, también han desarrollado capacidades similares, lo que ha convertido la manipulación del GPS en un riesgo tanto militar como civil.
El principal inconveniente del GPS radica en la debilidad de sus señales, lo que facilita su bloqueo. Aunque Estados Unidos ha comenzado a desplegar una señal militar más potente, denominada M-code, la falta de financiación para los receptores ha retrasado su implementación. “Los futuros campos de batalla estarán completamente disputados en el dominio electromagnético”, advirtió Todd Harrison, investigador del American Enterprise Institute.
Dispositivos cuánticos como solución
Los sensores cuánticos emergen como alternativa. Los relojes cuánticos mejoran la precisión en la medición del tiempo, mientras que gravímetros permiten la navegación detectando variaciones mínimas en la gravedad. “Existe una necesidad absoluta y urgente de poder operar con una negación total del GPS”, subrayó Tanya Monro, científica jefe del Departamento de Defensa de Australia.
Durante las pruebas en la ciudad australiana de Griffith, ingenieros instalaron tres magnetómetros en diferentes puntos de un avión. Los resultados mostraron un margen de error promedio de 189 metros en un trayecto de 128 kilómetros, superando en más de diez veces la precisión de los sistemas de navegación inercial tradicionales.
Michael J. Biercuk, fundador de Q-CTRL, explicó que los magnetómetros funcionan como una “brújula microscópica” y que no existe una forma realista de interferirlos a distancia, salvo mediante un pulso de energía que destruya la electrónica de la aeronave. Los sensores han demostrado resistencia a vibraciones y maniobras dinámicas, con más de 140 horas de funcionamiento continuo a bordo de un buque australiano.
Retos y perspectivas
A pesar de los avances, el GPS sigue siendo extremadamente preciso cuando está disponible, con márgenes de hasta cinco metros en teléfonos inteligentes. El enfoque cuántico enfrenta desafíos como la necesidad de mapas magnéticos actualizados y la reducción de costos para su aplicación en drones económicos.
Otras empresas también exploran alternativas. Advanced Navigation, fabricante de sistemas inerciales, prepara el lanzamiento de un sensor que mide la velocidad de aeronaves en tres dimensiones mediante láseres dirigidos al suelo. “Ninguna solución resuelve todos los problemas”, señaló Max Doemling, director de producto de la compañía, quien expresó interés en incorporar sensores cuánticos cuando la tecnología esté lista.
Con información de Infobaes

