Aunque no tocarán tierra directamente, ambos sistemas provocarán lluvias intensas, corrientes de resaca y erosión costera desde Florida hasta Carolina del Norte. Bermudas podría recibir el doble impacto.
La tormenta tropical Imelda se fortalece en el Atlántico y se espera que se convierta en huracán esta semana, mientras se desplaza paralelamente a la costa sureste de Estados Unidos. A pesar de que su centro no tocará tierra, los efectos se sentirán con fuerza en varios estados costeros.
Estados en riesgo por Imelda
- Florida: Desde la Costa Espacial hasta el norte del estado, se esperan oleajes peligrosos, corrientes de resaca y posibles inundaciones costeras con mareas elevadas de hasta 60 cm.
- Georgia: Las zonas costeras podrían experimentar lluvias intensas y erosión de playas, especialmente en áreas como Savannah y Tybee Island.
- Carolina del Sur: Se pronostican entre 5 y 15 cm de lluvia hasta el martes, con riesgo de inundaciones repentinas. Charleston declaró estado de emergencia y activó medidas preventivas.
- Carolina del Norte: También bajo alerta por lluvias, oleaje y posibles inundaciones costeras. El gobernador Henry McMaster declaró estado de emergencia el viernes.
Humberto intensifica los efectos
El huracán Humberto, que alcanzó brevemente la categoría 5, se mantiene como categoría 4 y su circulación masiva al este de Imelda agrava los riesgos en toda la costa atlántica. Las olas y corrientes de resaca generadas por ambos sistemas podrían ser mortales, incluso sin impacto directo.
Bermudas: doble golpe en menos de 48 horas
El archipiélago enfrenta una situación crítica. Humberto pasará al oeste de la isla entre lunes y martes, mientras que Imelda podría acercarse aún más entre miércoles y jueves. El Servicio Meteorológico de Bermudas emitió alerta de tormenta tropical ante el riesgo de vientos racheados, lluvias intensas y marejadas ciclónicas.
Aunque ningún huracán ha tocado tierra en EE.UU. en lo que va de 2025, los efectos indirectos de Imelda y Humberto ya se sienten en millones de personas. La rápida intensificación de estos sistemas refleja una tendencia creciente vinculada al calentamiento global.