Cura arrasa en Instagram con sus rutinas de ejercicios

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Tiene más de 50 mil seguidores en Instagram y ha subido más de 1.500 imágenes. Se trata de Oskar Arngården, un cura apasionado por el CrossFit que desafía los estereotipos sobre los sacerdotes y que es conocido en la red como “Crossfitpriest” (el “cura CrossFit).

El hombre oriundo de Suecia comparte a diario sus duros entrenamientos en el gimnasio, en donde también enseña sus tatuajes y cabello semilargo. Al respecto, Oskar es claro al definir sus dos pasiones: su amor a Dios y al ejercicio.

“Cura en la iglesia de Suecia con una enorme pasión por el entrenamiento”, se describe en su perfil, en donde también publica fotografías con elementos y/o en ceremonias religiosas. También contó a un seguidor que gusta de escuchar música rock mientras realiza su rutina.

La popularidad de Oskar Arngården se ha incrementado durante estos últimos días en Instagram tras figurar en los medios de comunicación, aunque hasta el momento no se ha referido a ello en sus publicaciones.

¿Un cura con tatuajes?

Además de sus ejercicios, otro aspecto que ha llamado la atención en redes sociales de Oskar son sus tatuajes. Respecto a esto, Aaron Lambert, editor de sitio cristiano El Pueblo Católico explica que la iglesia no prohíbe usar tatuajes, aunque sí reparan en que estos no sean imágenes irrespetuosas.

Respecto a quienes se oponen a esta expresión artística respaldándose en un pasaje religioso que dice “No os haréis heridas en el cuerpo por un muerto, ni tatuaje alguno en la piel. Yo soy el Señor” (Levítico 19:28), Lambert asegura que éste hace referencia a “a una práctica antigua canaanita según la cual se tatuaban en el cuerpo los nombres de los muertos, como una forma de hacer luto. Dios prohibió a los israelitas que hicieran eso porque era considerada una práctica pagana”.

En dicho artículo además se cita a un sacerdote llamado Joseph Lajoie, vicario parroquial de la parroquia Light of the World en Littleton (Colorado, EEUU) que tiene un total de cinco tatuajes. Respecto a ello, el cura argumenta: “Cuando algo sucede en nuestra vida, que no es físico o visible, pero que nos marca de manera muy importante y significativa, el tener un símbolo o una imagen y recordatorio de dicho hecho, toca nuestro deseo de tenerlo a la vista”.