Debacle económico en el primer año de Biden

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Muy por encima de la frustración que pueda sentir el presidente de Estados Unidos (EEUU), Joe Biden, en su primer año de mandato, está la debacle económica a la que se enfrentan hoy los estadounidenses.

La mejor referencia del descalabro económico estadounidense a partir del 20 de enero de 2021 es la mayor inflación en EEUU en las últimas cuatro décadas, luego de una sólida recuperación postpandemia que experimentaba el país desde julio de 2020.

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«Estoy muy preocupada por el alto nivel de inflación», manifestó la gobernadora de la Fed, Lael Brainard, en su audiencia de nominación ante el Comité Bancario del Senado; y advirtió que la mayoría de los pronósticos muestran que los precios continuarán altos durante la primera mitad del año.

Otro medidor para Biden es el pobre respaldo popular a su gestión, el peor para un presidente norteamericano en su primer año. La mayoría de las encuestas cifran el apoyo por debajo del 35%.

Un sondeo de la Universidad de Quinnipiac en los primeros 10 días de enero le otorga apenas un 33%, mientras que una mayoría bipartidista de votantes desaprueba su política en la lucha contra el COVID-19, la economía y la política exterior.

Números rojos para gestión de Biden

Un 76% cree que la inestabilidad política actual en EEUU es la amenaza más grave, al tiempo que un 53% considera que las divisiones empeorarán en el 2022, año de elecciones legislativas de término medio.

Horas antes de cumplir sus primeros 12 meses al frente de la Casa Blanca, el presidente Biden expresó que tuvo «desafíos», pero también «enormes progresos»; y aseguró que no previó una obstrucción republicana tan fuerte contra su gobierno.

«Ha sido un año de desafíos, pero también ha sido un año de enormes progresos», afirmó Biden, en alusión a la campaña de vacunación masiva contra el COVID-19 y la “recuperación económica del país”; dijo el mandatario… La realidad, indica todo lo contrario.

La mayor barrera de contención para el jefe del gobierno federal no solo han sido los republicanos, sino los miembros de su propio Partido Demócrata; inmersos en una batalla interna entre moderados y los llamados radicales “progresistas” (de corte socialista).

En aras de avanzar aceleradamente en sus promesas de campaña, Biden comenzó su gestión con la firma de 68 órdenes ejecutivas que se han extendido a más de 76 y continúan. Sin embargo; ni ese empuje -catalogado de abuso de poder por los conservadores- le ha permitido celebrar triunfos.

La desesperación

Los demócratas han acudido a legislaciones especiales de emergencia por la pandemia para aprobar medidas controversiales; sin ningún respaldo republicano. Solo la Ley de Infraestructura de 1,2 billones de dólares contó con algunos votos del bando rojo en ambas Cámaras del Congreso. En materia económica; este ha sido el único presunto éxito de la administración Biden contra un torrente de medidas evaluadas por analistas como contraproducentes y desacertadas nacional e internacionalmente.

El Presidente desde sus inicios subestimó y revirtió todos los triunfos de su predecesor; Donald Trump, hizo caso omiso a la inflación, creó una severa crisis humanitaria en la frontera sur con decenas de miles de millones de dólares en gastos adicionales federales; hizo una peligrosa y desaconsejable alianza con la extrema izquierda socialista en Washington; marginó a los republicanos al ver que no lo apoyaban y se enfrentó desde su primer día a la industria de los combustibles fósiles (petróleo, carbón, gas natural y otros derivados) en su prioridad por el denominado cambio climático; que lo alejó de las verdaderas necesidades actuales de los estadounidenses. Canceló el oleoducto Keystone XL y varias líneas del Enbridge [ambos desde Canadá] e impuso más restricciones a la extracción nacional de crudo, sumergiendo a EEUU otra vez en la dependencia de los precios internacionales del petróleo.

Apenas se menciona hoy el valioso acuerdo comercial entre EEUU y China que negoció el expresidente Trump.

Los resultados no pueden ser más frustrantes para el presidente Biden en su primer año; mientras las empresas siguen con más de 10 millones de plazas vacantes de trabajo sin poder cubrir, a pesar de aumentar salarios y beneficios.

Diciembre, ahora un mes oscuro

Un amplio abanico de establecimientos minoristas vio desplomarse sus ventas en diciembre, incluyendo las tiendas de muebles y artículos para el hogar; que cayeron 5,5%. Por su parte los minoristas del comercio por internet sufrieron un descenso de 8,7%. Las ventas al por menor se precipitaron 1,9%.

Mientras el mandatario estadounidense intentaba de forma apresurada cumplir con la agenda de los extremistas liberales de su partido, los precios en el país ascendían sin freno, la recuperación económica se desaceleraba; crecía la escasez de productos y materias primas, se duplicaban los gastos federales y comenzaba su prematura caída de respaldo, tras la caótica salida de las tropas estadounidenses de Afganistán; entre otros reveses importantes en política nacional e internacional como el congelado diálogo en busca de un acuerdo nuclear con Irán, otra de sus promesas incumplidas en los primeros 12 meses, junto al control de la pandemia de COVID-19.

Con información de: Diario Las Américas. / Foto: Cortesa.

Periodista, Grelys Vargas.

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