Alteraciones en la forma de hablar, signo precoz de Alzheimer

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Alteraciones en la forma de hablar, signo precoz de Alzheimer. Las herramientas para evaluar qué personas con deterioro cognitivo leve tienen más riesgo de desarrollar Alzheimer u otras demencias han eclosionado en los últimos años. Uno de los signos que pueden avisar de esta progresión es la alteración del lenguaje.

Alzheimer y pérdida progresiva de memoria es una asociación que ha calado en el conjunto de la población

De tal manera que cuando los olvidos empiezan a ser importantes nadie duda en consultar al médico. Sin embargo, no es la única característica que puede delatar la presencia de un deterioro cognitivo que aumenta el riesgo de desarrollo de demencia. Las alteraciones del lenguaje que se asocian a un Alzheimer incipiente son mucho menos conocidas; pero tienen su relevancia y los neurólogos ya trabajan con herramientas que permiten evaluar la forma de hablar como signo distintivo.

Jordi Matías Guiu, especialista en Neurología del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid; resalta que, en la mayoría de los pacientes, “la característica principal, sobre todo en las fases iniciales, es la alteración de la memoria, es decir, la dificultad para memorizar información nueva”. No obstante, añade que cada vez se están averiguando más datos sobre otras anomalías que pueden dar pistas útiles de cara a un diagnóstico más certero y, sobre todo, precoz.

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En este sentido, indica que  “hay algunos pacientes con enfermedad de Alzheimer que ya desde fases muy incipientes pueden tener, incluso como único síntoma; la alteración del lenguaje”. Este rasgo se conoce como afasia progresiva primaria y se considera es la característica fundamental en más del 30% de los casos en los que la patología está en sus inicios.

En esos individuos, el primer síntoma sería “la dificultad para encontrar las palabras adecuadas”.

Cabe destacar que esta forma de presentación se suele dar en gente más joven; por lo que su repercusión es considerable, dado que se trata de personas con una gran actividad laboral y social.

Hay un segundo grupo de pacientes que, según expone Guiu, “aunque debutan con una alteración de memoria y en su día a día no hay una clara alteración del lenguaje; pueden presentar una mínima dificultad que se detecta con algunas tareas cognitivas”. Estas personas tienen mayores problemas que el resto de la población en el uso de determinadas palabras que pueden ser más complejas, lo que motiva, en palabras del neurólogo “la generación de más pausas cuando hablan”. 

Cómo se altera el habla en fases iniciales de Alzheimer

Las pausas al hablar son, por lo tanto, un indicador clave y relativamente fácil de analizar para detectar las alteraciones del lenguaje en estos pacientes; tal y como se ha demostrado en diversos estudios. Uno de ellos es el trabajo que acaba de publicar el grupo de Matías-Guiu, en el que se cuantificaron las pausas al hablar que hacían los participantes para diferenciar a aquellos que, partiendo de alteraciones de memoria similares, tenían una mayor probabilidad de desarrollar demencia. “Aplicamos una serie de análisis para intentar ver si esas pausas podrían contribuir al diagnóstico”.

En el estudio participaron pacientes con Alzheimer, controles sanos y personas con deterioro cognitivo leve. Estos últimos son individuos que acuden a la consulta de neurología por fallos en la capacidad para recordar y cuando se les somete a pruebas se comprueba que tienen una memoria por debajo de la que cabría esperar teniendo en cuenta su edad; su nivel de estudios y otros parámetros.

“En los últimos 15 o 20 años se ha comprobado que algunos de estos pacientes con deterioro cognitivo leve progresan a enfermedad de Alzheimer, mientras que otros no”

De ahí el interés de desarrollar técnicas de imagen; pruebas clínicas y herramientas de análisis cognitivo para averiguar qué factores están detrás de esa evolución y qué pacientes concretos llegarán a desarrollar una demencia.

Los investigadores utilizaron seis viñetas a partir de las cuales los participantes tenían que narrar una historia. “Lo que vimos es que los pacientes del grupo con más riesgo de progresión hacia demencia hacían pausas más largas al hablar”, comenta Matías-Guiu.

Probablemente, las dificultades en el habla tienen que ver con la relación entre lenguaje y memoria, ya que una de las alteraciones más precoces del proceso neurodegenerativo ocurre en la región del cerebro que se conoce como lóbulo temporal; que no solo tiene funciones relacionadas con la memoria, sino también lingüísticas. 

¿Tiene sentido el diagnóstico precoz del Alzheimer?

Dado que actualmente no existe ningún tratamiento capaz de revertir la enfermedad de Alzheimer, ¿tiene sentido conocer con antelación el riesgo de padecerlo? La respuesta de los neurólogos es un rotundo sí. Para empezar, que una enfermedad no tenga cura no significa que no se pueda hacer nada frente a ella. Además, son muchas las personas que prefieren conocer cuál va a ser su situación a corto, medio y largo plazo para poder reorganizar su vida familiar; trabajo, proyectos…

Además, tal y como subraya Matías-Guiu, “todas las intervenciones que se pueden hacer desde el punto de vista familiar, de estimulación cognitiva, etc. mejoran el pronóstico o la expectativa de vida y apoyan la conveniencia de hacer un diagnóstico precoz”.

Y, a pesar de que todavía no existen terapias que modifiquen la enfermedad; “hay investigaciones importantes en este ámbito, se espera que en algún momento se demuestre el beneficio de ciertos tratamientos y lo más probable es que solo sean realmente eficaces en fases muy incipientes porque es cuando hay una oportunidad de modificar el curso de la enfermedad”.

Signos de alerta del riesgo de demencia

El neurólogo del Hospital Clínico de Madrid describe tres alteraciones de la memoria y el lenguaje que pueden poner sobre la pista de la existencia de un deterioro cognitivo leve que; al cabo de unos años, podría desembocar en una enfermedad de Alzheimer u otra demencia:

Cuando existe un déficit de memoria que empieza a repercutir en la vida diaria, es decir; en las actividades cotidianas. 

Cuando esos problemas de memoria consisten en preguntas reiterativas o comentarios repetitivos y son rasgos que llaman la atención de las personas con las que convive o trata la persona afectada.

Cuando se constata una dificultad para encontrar palabras al hablar.

“Cualquiera de esas tres cosas constituye un motivo de consulta”, aprecia Matías Guiu. “Hay pacientes en los que predomina la dificultad para recordar hechos recientes y otros a los que les cuesta hablar con propiedad y hacen pausas largas, pero muchas veces se entremezclan los dos tipos de síntomas”.

Con información de: Cuídate Plus. / Foto: Cortesía.

Periodista, Grelys Vargas.

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