La Directora de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, Tulsi Gabbard, ha revelado un plan para recortar la plantilla del organismo en un 40% para finales de 2025. La iniciativa, denominada «ODNI 2.0», tiene como objetivo principal generar un ahorro anual de 700 millones de dólares para los contribuyentes y optimizar la eficacia y agilidad de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI).
Según Gabbard, los recortes son necesarios debido a que el organismo, con 20 años de existencia, se ha vuelto «excesivo e ineficiente», además de ser señalado por «abuso de poder, filtraciones no autorizadas de inteligencia clasificada y el uso politizado de la inteligencia como arma». La directora enfatizó que el plan eliminará «misiones, funciones y personal redundantes» para poder enfocar las inversiones en las prioridades del presidente Donald Trump y «erradicar la politización del espionaje».
Además de los recortes de personal, Gabbard ha revocado las autorizaciones de seguridad de aproximadamente 40 funcionarios y exfuncionarios. A muchos de ellos se les acusa de manipular la inteligencia con fines políticos, incluyendo aquellos que participaron en la evaluación sobre la supuesta interferencia rusa en las elecciones de 2016. La medida subraya un esfuerzo por reformar el organismo y alinear sus operaciones con las directrices de la actual administración.
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