En un hecho que ha provocado indignación, el sacerdote venezolano Gustavo Santos fue detenido y se le negó la entrada a Estados Unidos a pesar de contar con una visa válida. El incidente, calificado como «repentino e injusto» por la Arquidiócesis de Miami, tuvo lugar cuando el padre Santos, de 32 años, regresaba de un viaje a Londres.
Según la Arquidiócesis, el sacerdote, conocido por su «buena reputación», poseía una visa religiosa R-1 y su detención por parte de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) fue un revés inesperado. Sin embargo, la situación se resolvió rápidamente gracias a la intervención del arzobispo de Miami, Thomas Wenski, y la asesoría de los Servicios Legales Católicos.
Tras la mediación, el caso fue presentado ante un juez federal, lo que llevó a la CBP a reconsiderar su decisión inicial. Finalmente, el padre Santos fue liberado y se le permitió ingresar al país. La Arquidiócesis de Miami emitió un comunicado en el que agradeció la pronta resolución del caso y expresó su alegría por el regreso del sacerdote, quien desempeña su ministerio en la iglesia católica St. John Neumann de Miami. Este suceso destaca la importancia de la defensa legal y el apoyo eclesiástico en casos de inmigración, demostrando que la rápida acción puede revertir decisiones de las autoridades migratorias y garantizar el debido proceso.
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